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El sorprendente Monasterio de Montesión

Siempre he sido un empedernido defensor del rico patrimonio de la provincia  de Jaén que en algunos momentos está cubierto de telarañas

El sorprendente Monasterio de Montesión.

Siempre he sido un empedernido defensor del rico patrimonio de la provincia  de Jaén que en algunos momentos está cubierto de telarañas. Uno de esos lugares  aletargados y extraviado de nuestra cognición es el Monasterio de Montesión que  se postró se convirtió en un atractivo referente en Cazorla. 

La culpable de que eso fuera así es una maravillosa criatura, un bicho  cultural, que se apellida Cepillo y por nombre, sus padres decidieron que fuera  Inmaculada. 

Mi primer encuentro personal fue en la capital y, con la ilusión que le  acompaña, supo colarse en mi intelecto con un simple relato del Monasterio de  Montesión, situado a pocos kilómetros del caso urbano de Cazorla, cuya fundación  está fechada en 1625, en honor a la Virgen de Montesión y de San Paulo. Su primer  fundador fue San Julián Ferrer, Presbítero, según reza en la inscripción que  aparece en el edificio. 

Este prefacio fue suficiente para que ardieran mis deseos por conocerlo. Por  cierto, aún no he tenido la oportunidad de hacerlo y no me agradaría que los  lectores tuvieran el mismo desasosiego que me acompaña diariamente por no  disponer del momento para presentarme en la bella Cazorla y rogarle a Inma que  me traslade a ese monasterio, levantado en dicho lugar después de la aparición de  la Virgen María a su fundador en una cueva que existe junto a la actual capilla. 

Hay muchos más elementos que lo hacen atractivo para que todos  provincianos lo incluyan en su agenda cultural y busquen a Inma para que se lo  muestre con la sapiencia y entrega que ella le pone a la visita. 

No voy a adelantar nada de lo que ha llegado a mis oídos sobre este olvidado  monumento, pero bien merece una escapada para deleitarse con las historias  ocurridas en este emplazamiento donde vivieron religiosos de vida austera y donde  hubo un colegio, una residencia para curas terminales y un lazareto. 

¿Un lazareto?, pregunta mi mujer, que repasa los textos que escribo. Sí, un  establecimiento sanitario para aislar a los infectados o sospechosos de  enfermedades contagiosas, -le aclaro. 

Es sugerente lo que cuentas aquí. El próximo fin de semana lo reservas para  Montesión, -impone mi esposa.  

Y porque no conoce otros aspectos más…, mejor lo dejo aquí.

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