Una vez que los técnicos de la Delegación de Vías y Obras comprobaron el pasado invierno, tras la aparición del socavón del acceso norte, que el colector se encontraba muy dañado, convenieron en la necesidad de sustituir el anterior tubo por un nuevo colector.
Para ello, se acudió al procedimiento conocido como hinca, mediante el cual se van introduciendo tubos debajo de la tierra a través de unas hélices que hacen la presión suficiente para que la estructura vaya avanzando a lo largo de la extensión de alrededor de 90 metros que cubre el espacio situado bajo la carretera donde era necesario reemplazar la infraestructura.
Los trabajos, después de la aparición de multitud de problemas, se iniciaron con total normalidad, y la hinca había alcanzado ya la instalación del colector en aproximadamente unos 45 metros, la mitad del espacio a sustituir.
Sin embargo, recientemente, las obras se encontraron con un escollo imprevisto. Justo a esta altura, la hinca no pudo prosperar su avance bajo la carretera al toparse con un bloque de hormigón en masa procedente, según las averiguaciones de los técnicos, de una sobredimensión del bloque de hormigón construido en el subsuelo para sostener el paso sobreelevado de peatones que transcurre sobre este punto de la carretera.
Mineros
Así las cosas, el nuevo colector se encontró con un nuevo escollo en el que los operarios y la hinca se veían impotentes para continuar con la reparación. Tras analizar la situación, la Delegación de Vías y Obras encontró la solución en un grupo de mineros de Ponferrada, en León, que acababan de quedar en la calle por el cierre de una mina.
Estos tres mineros, enfrentándose a una situación de difícil solución, han conseguido sacar a flote las obras para que la reparación del colector continúe.
Los trabajos han variado, por lo tanto, su contenido, y los esfuerzos de los mineros se centran ahora en romper ese bloque de hormigón en masa del subsuelo que obstaculiza la continuidad de la hinca.
Para ello, dos de los mineros tienen que introducirse a pie por los tubos ya instalados del colector, y recorrer por el subsuelo los 45 metros que les separan del bloque de hormigón, mientras el tercero les espera fuera, en la salida de la obra.
Una vez en la zona del bloque de hormigón, se encargan de realizar hasta 14 perforaciones en la masa sobredimensionada con un martillo de barrenar. Tras estas perforaciones, utilizan una carga en expansivo, cuyo efecto hace que el bloque, en 24 horas, se vaya aumentando de volumen, presionando y se raje de perforación a perforación, pudiéndose desprender manualmente el hormigón, que es retirado en una carretilla que se arrastra mecánicamente desde el exterior con una cuerda.
De esta forma, estos mineros van consiguiendo deshacerse del obstáculo que impide la continuidad de la hinca, en un trabajo incesante que les hace ir avanzando a una media de 40 centímetros de masa por día.
Pese a lo escabroso de los trabajos, la seguridad de los mismos parece garantizada, ya que el propio tubo del colector hace las funciones de protección y techumbre para los mineros frente a posibles desprendimientos de la masa de hormigón.
Evidentemente, este nuevo escollo supondrá un retraso en la ejecución de las obras, que son responsabilidad del Ministerio de Fomento y que fueron adjudicadas a la empresa Caminos, Canales y Puertos por un presupuesto inicial de 260.000 euros.
Este retraso, sin embargo, se ve compensado, según puso de manifiesto el delegado de Vías y Obras del Ayuntamiento de Algeciras, Gabriel Orihuela, por “el esfuerzo y el ingenio de las personas, que pone soluciones a los problemas para seguir sacando adelante los proyectos”.
Una vez concluidas las obras, se retirarán los bombeos y desvíos provisionales para que el agua discurra por los cauces previstos. Orihuela destacó que con el nuevo colector acabarán los problemas que cada año surgían por las pequeñas perforaciones que iban apareciendo y que iban en aumento por su mal estado.
Un problema al que le han surgido multitud de inconvenientes
El problema surgió a principios del mes de marzo en la carretera de acceso norte a Algeciras, a la altura del IES Levante, cuando el duro temporal del pasado invierno reblandeció la calzada y provocó el hundimiento de parte de la carretera.
El socavón terminó de dañar el colector que transcurre por esta parte del subsuelo de la ciudad y evidenció la necesidad de reemplazar la antigua infraestructura por una nueva para ofrecer garantías a los ciudadanos de que no volverían a surgir problemas de perforaciones.
El primer escollo al que se enfrentaron las obras fue la meteorología, ya que el mal tiempo no permitía actuar sobre este punto, bajo el riesgo que suponía la aparición de nuevos socavones, con lo que esta carretera permaneció cortada durante semanas.
El segundo escollo surgió en el reparto de competencias y en la asunción de los costes de la obra, ya que la carretera por la que transcurre el socavón es la autovía de acceso norte a la ciudad y, por lo tanto, era competencia del Ministerio de Fomento.
Aquel conflicto se solucionó en la reunión que el jefe de Carreteras de Andalucía Occidental, Rodrigo Vázquez, y de la Demarcación Provincial, Miguel Ángel Schmolling, mantuvieron el pasado 23 de marzo con el alcalde, Tomás Herrera, junto a una delegación municipal.
Allí se determinó que el Ayuntamiento asumiría el arreglo del socavón de la carretera, una obra provisional competencia del Ayuntamiento, ya que el socavón se originó en una carretera urbana.
Por su parte, la reparación integral del colector, a su paso por debajo de la autovía, fue asumida por el Ministerio de Fomento, en una obra de mayor envergadura que suponía la hinca o perforación de un extremo a otro del subsuelo de la carretera para la instalación de un nuevo colector.
La obra fue presupuestada en 260.000 euros y adjudicada a la empresa Caminos, Canales y Puertos, con un plazo de ejecución de tres meses que expiraba en el próximo mes de septiembre.
Hasta ahora, todos los escollos se habían salvado con la negociación y el diálogo entre Ayuntamiento y Gobierno. Sin embargo, la aparición de la masa de hormigón en bloque ha supuesto un nuevo escollo para la ejecución de las mismas, ya que la hinca, que se estaba realizando según lo previsto, ha visto imposibilitada la continuidad de los trabajos.