Desgraciadamente vuelvo al mismo tema de la prostitución. El 24 de diciembre cinco hombres armados abandonaron un coche con explosivos en el parking del macro burdel 'Paradise' en La Junquera. De todos es sabido que en los burdeles, en las casas y en los apartamentos donde se ejerce la prostitución se producen robos por parte de bandas de delincuentes. Unas veces los delincuentes acceden violentamente y otras concertando una cita por teléfono para que les sea franqueada la puerta, pero siempre terminan igual: amenazan a las chicas con armas de fuego o armas blancas, las amordazan, las maniatan y se apoderan de todos los efectos de valor existentes, se llevan los ordenadores, los móviles, el dinero, etc., dándose a la fuga después. Incluso, en alguno de los casos, se ha violado por parte del cabecilla del grupo a alguna chica a la vista de sus compinches. Ahí están las hemerotecas para comprobarlo.
En estos casos se puede acudir a la Policía para poner una denuncia, pero como algunas o muchas de las mujeres que trabajan en estos lugares están en situación irregular ya que no tienen papeles o pasaportes tienen que sufrir la agresión a su persona, a sus bienes y encima no pueden denunciar. Perdonen el refrán, sin ánimo de insultar, pero “a perro flaco, todo son pulgas”.
Como decía más arriba, el 24 de diciembre el asunto ya ha pasado a mayores, han puesto una bomba y no es la primera vez que esto ocurre. El vigilante del club “Paradise” ha explicado a los Mossos d'Esquadra, que llegaron cinco hombres al parking, cuatro montados en un Porsche Cayenne y un quinto en un Opel Astra, que llevaban tapados los rostros. Del Opel Astra se bajó un individuo encapuchado, que portaba un arma larga, que se cree que era una metralleta, y que en castellano ha advertido de que en el coche dejaban una bomba.
Y, todo esto, ¿por qué? A mí no se me ocurre nada más que dos cosas o bien hay envidia de lo bien que le va el negocio al vecino ya que hay varios burdeles en la zona o bien hay un arreglo de cuentas por droga. No quiero que haya litigios por negocios más o menos florecientes, no quiero problemas por venta de droga, pero lo que no deberíamos admitir ninguna mujer es que se emplee a las mujeres de cualquier condición y menos a las mujeres que tienen el peor trabajo del mundo, para encubrir otros negocios tan sucios y peligrosos.