Hace medio siglo la previsión del tiempo meteorológico se hacía en base al experimentado refranero y a las cabañuelas. Cualquier parecido con la realidad que aconteciera era pura coincidencia. Con posterioridad se hicieron populares los hombres del tiempo, que basándose en unas cuantas variables aportadas entre otros por una serie de barcos, hacían arriesgadas predicciones sobre una pizarra con un pequeño mapa de España en la que colocaban grandes soles o nubes. Fue por entonces noticia de portada como uno de aquellos valerosos meteorólogos tuvo que afeitarse el bigote al apostárselo en una previsión de que nevaría sobre la capital, pero para su desgracia no fue así. Los avances tecnológicos han elevado a la meteorología como una de las ciencias de más éxito social, hasta el punto que los canales televisivos dedican cada vez una mayor cobertura a sus espacios sobre El tiempo. En menos de un mes hemos vivido episodios sin precedentes en nuestro inmediato y caprichoso clima. Hemos sabido que se producen huracanes en el Mediterráneo o Medicanes, aunque rara vez tocan tierra como ocurrió hace unas semanas en las costas griegas. Hemos observado la aproximación de un huracán tropical, el Leslie, que entraba sin precedentes en la Península Ibérica. Se dudó cuál sería su destino, previendo incluso que visitara Málaga, aunque al final tras dejar una dura secuela en la capital lisboeta se dirigió hacia el Norte. Hace tan solo una semana una imprevista gota fría formada en Alborán descargó litros de agua sobre nuestra provincia, con registros también sin precedentes. Aunque todavía hay quienes se resisten a aceptar que estamos viviendo un intenso cambio global, son precisamente estos síntomas de incertidumbre los que hacen más verosímil que nuestro planeta sufre. Se confirma que los episodios climáticos extremos, que serán cada vez más frecuentes, generarán graves desastres. Mientras, permanecemos impasibles hablando mucho pero haciendo poco, un mal síntoma de que las agendas políticas no han admitido que vivimos en una crisis ambiental de amplias consecuencias. Ya llegamos tarde para poner remedios, pero aun nos cabe la oportunidad de establecer medidas de adaptación y mitigación. La única ventaja de estas incertidumbres es que nos sirven para romper los silencios en el reducido habitáculo de los ascensores. Nada mejor de que hablar.
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Incertidumbres
Se confirma que los episodios climáticos extremos, que serán cada vez más frecuentes, generarán graves desastres
Salvo Tierra
Salvo Tierra es profesor de la UMA donde imparte materias referidas al Medio Ambiente y la Ordenación Territorial
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Observaciones de la vida cotidiana en el metro, con la Naturaleza como referencia y su traslación a política, sociedad y economía
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