Hace 20 años que visité la UNESCO. Tuve la oportunidad de conocer personajes tan carismáticos como Pérez de Cuellar o Mayor Zaragoza, Don Federico. Llevaba junto a Martínez Salcedo la propuesta de crear la primera Reserva Intercontinental de la Biosfera, la del Mediterráneo Occidental. Fue muy bien acogida. Durante la reunión Miguel Ángel Enríquez, una de esas mentes prodigiosas que surgen de Andalucía, fue sorprendido cuando un asesor le insistía en que con urgencia había que declarar patrimonio de la humanidad un pub. Con espíritu burlón me dijo que cualquier día alguien propondría que se declararancomo patrimonio de la humanidad los chiringuitos de la Costa Sol. Su profecía se cumplió y hace poco alguien lo lanzaba, hasta que se dieron cuenta que los chinguitos surgieron en Sitges y que la denominación obedecía a un origen cubano. Pero la cacareada celebración al alcanzar los Dólmenes antequeranos dicha calificación, como si de la adjudicación de la sede de las Olimpiadas se tratase, ha alentado una espiral de propuestas de difícil comprensión. Así se han colado en el mismo saco de propuestas el Caminito del Rey, la porra y los espetos. Un amigo tiene una propuesta más para incluir en cartera, el grito nocturno malagueño. Si el silbo gomero se ha considerado patrimonio inmaterial de la humanidad, porque esos alaridos nocturnos tan singulares no lo pueden ser. Los insólitosiouta, abonazo y otros apocopes tan únicos, bien lo merecen según él. Como persona viajada que es, atestigua que no conoció ninguna otra ciudad del mundo con tal singularidad. Las plazas napolitanas o los bazares tunecinos son bulliciosos y escandalosos, pero en nuestro caso lo exclusivo es que surge desde el silencio, como un rayo atronador para producir un sobresalto colectivo, afirma. Incluso mi amigo propone que en las entradas a Málaga haya grandes carteles con el slogan,el grito os hará libre, a la usanza de los que colgaban en los portalones de las ciudades medievales afirmando que el aire de las ciudades os dará la libertad. Incluso tiene una avanzada teoría relacionando dicho grito con el cambio climático. Las noches tropicales y ecuatoriales, cada verano más frecuentes, alteran el sistema nervioso y provoca esa reacción tan extraordinaria. Otro efecto más del cambio climático que se cierne en silencio sobre nosotros.
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Patrimonio exclusivo
Un amigo tiene una propuesta más para incluir en cartera, el grito nocturno malagueño
Salvo Tierra
Salvo Tierra es profesor de la UMA donde imparte materias referidas al Medio Ambiente y la Ordenación Territorial
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Observaciones de la vida cotidiana en el metro, con la Naturaleza como referencia y su traslación a política, sociedad y economía
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