Un Juzgado de lo Penal de Sevilla juzgara este miércoles a Javier S.R., el joven de 24 años de edad que se encuentra en prisión provisional por causar presuntamente el día 30 de octubre de 2011 un accidente en la avenida Juan Pablo II de la capital hispalense en el que falleció una pareja de jóvenes, hechos por los que la Fiscalía le pide cinco años de cárcel.
En este sentido, fuentes del caso han informado a Europa Press de que el Juzgado de lo Penal número 8 de Sevilla ha fijado para este miércoles, a partir de las 10,00 horas, el juicio contra el acusado, quien recientemente pidió su puesta en libertad alegando la "inexistencia" de riesgo de fuga y que carece de antecedentes penales, cuenta con una familia estructurada y un trabajo estable.
No obstante, la Sección Séptima de la Audiencia Provincial, en un auto consultado por Europa Press, rechazó su puesta en libertad al entender que, en este caso, existe riesgo de fuga por la "elevada" pena que se podría imponer al acusado. "El riesgo de que intente sustraerse a la acción de la Justicia cabe inferirlo razonablemente de las elevadas penas imponibles, que podrían representar un importante estímulo para que pretendiese eludirlas si se accediera a su libertad", argumentó.
LA FISCALÍA PIDE CINCO AÑOS DE CÁRCEL
La Fiscalía, al igual que la acusación particular, pide para el acusado cinco años de cárcel, el pago de una multa de 4.320 euros y la prohibición de conducir vehículos a motor y ciclomotores durante diez años por un delito de conducción temeraria y dos de homicidio imprudente. Además, pide que indemnice con 99.775,96 euros a los padres del joven fallecido y con 18.141,08 a cada uno de sus hermanos menores de cinco y diez años de edad.
Asimismo, solicita que indemnice con la misma cantidad a los padres de la joven víctima del accidente y a su hermana de 12 años de edad. Además, pide que indemnice con 2.970 euros al dueño del Peugeot en el que circulaban las víctimas.
En su escrito de acusación, al que ha tenido acceso Europa Press, el fiscal relata que el día 29 de octubre de 2011 el acusado, sin antecedentes penales, se trasladó desde su domicilio en Coria del Río hasta Sevilla con unos amigos para pasar el día, habiendo tomado alcohol "en cantidad no determinada".
CONSUMO DE ALCOHOL
En hora no concretada, volvió a su domicilio para cenar y regresó a Sevilla conduciendo un coche propiedad de su tía, tras lo que "continuó de fiesta, ingiriendo alcohol en tal cantidad que le inhabilitaban para conducir por pérdida de reflejos, atención y demás condiciones psicofísicas necesarias para mantener las habilidades imprescindibles para un manejo seguro" de un coche.
Sobre las 5,30 horas del 30 de octubre, el acusado enfiló la avenida Juan Pablo II, junto a la explanada de la Feria, para volver a su domicilio, todo ello mientras conducía "de forma despreocupada y sin la más mínima diligencia" a una velocidad de 98,25 kilómetros por hora en un tramo urbano limitado a 50 km/h.
Según el fiscal, el imputado circulaba por una vía "recta, perfectamente iluminada, sin obstáculo alguno que le impida la visión ni en su trazado ni en las vías adyacentes que confluyen en ella", por lo que "necesariamente tuvo que advertir en su trayectoria la existencia de dos semáforos que le vinculaban y que cambiaban a fase roja".
SE SALTÓ DOS SEMÁFOROS EN ROJO
Los semáforos guardaban una distancia entre ambos de 68,95 metros, prosigue el fiscal, que añade que, pese a ello, "no redujo la velocidad para detenerse, con la clara intención de sobrepasar los dos, aunque pudo apreciar la existencia de un vehículo que estaba detenido en el semáforo de la calle Costillares, para acceder a la glorieta antes descrita por su derecha, y que iniciaba la marcha al cambiar a fase verde su semáforo".
Como consecuencia de lo anterior, "y sin realizar ninguna maniobra evasiva ni frenar", el coche del acusado se empotró frontalmente contra el lateral derecho del Peugeot conducido por las víctimas, A.A.M., de 25 años, y su novia, R.M.R., de 20 años, falleciendo ambos en el acto como consecuencia del "brutal" impacto, ya que sufrieron la destrucción de centros vitales y cerebrales, así como politraumatismos craneal, torácico y abdominal.
Una dotación de la Policía Local que acudió al lugar de los hechos pudo apreciar en el acusado síntomas "propios" de embriaguez, tales como "fortísima" halitosis alcohólica, ojos "muy enrojecidos y vidriosos", "gran" somnolencia e "incoherencia" en sus manifestaciones. De este modo, el imputado arrojó 2,11 gramos de alcohol etílico por litro de sangre, con lo cual cuadruplicaba lo permitido en el momento del accidente.