El cierre del Bar ‘XXL’ en la playa lepera de La Antilla ha abierto un choque de versiones entre la actuación y la decisión del equipo de Gobierno del PP y la visión de los clientes habituales del establecimiento. Por un lado, tras ordenar el cierre, el concejal-portavoz del PP en el Ayuntamiento de Lepe, Jesús Toronjo, presentó una denuncia ante la Guardia Civil por pintadas amenazantes en la fachada de su domicilio, y por llamadas al timbre de su casa durante las madrugadas del pasado fin de semana.
Ya este miércoles, Viva Huelva publicó la versión de uno de los socios del establecimiento, que matizó que las pintadas se habían hecho en la fachada del local, y no en la casa del concejal, y que las leyendas de las mismas, como ha podido comprobar este periódico, mezclaban humor, apoyo a los empresarios afectados por el cierre, pero poco-o nada- de amenaza. El hostelero negó “de manera tajante” las acusaciones y lamentó que los grandes damnificados por esta historia “somos todos los que nos hemos quedado sin trabajo por este cierre”, sin entrar en más polémica “porque quiero seguir viviendo de esto en Lepe, y no quiero más problemas con este señor”. Este miércoles, varios clientes habituales del establecimiento se pusieron en contacto con Viva Huelva, remitiendo un escrito en el que uno de ellos asegura que “Quizás yo debí denunciar en meses anteriores el acoso que sentí cuando diariamente era vigilado por la policía al tomarme un café en una terraza. Me sentí amenazado cuando tenía que tomarme una copa con el cuerpo municipal como guardaespaldas. Sin embargo, no pasó nada, los propietarios me calmaron a mí y al resto de la clientela, una y otra vez ; y soportaron las pérdidas económicas provocadas por esta decisión”.
Asimismo, consideran “injusto que nos quiten la oportunidad de divertirnos de modo moderado en un rincón cualquiera de La Antilla. Un espacio que han invalidado como zona de ocio por ruido, sin que se haya realizado el estudio acústico correspondiente”.
¿Acoso al concejal o acoso policial en el ‘XXL’? Esta polémica vuelve a desnudar “la poca, casi nula, flexibilidad” que desde el equipo de Gobierno del PP “se tiene con el ocio nocturno en la playa de La Antilla”, un lugar “cada vez con menos recursos para que la juventud encuentre rincones donde divertirse sin temor a ser molestado”, lamentan.