Cavestany, quien triunfó con su obra Urtain, para la compañía Animalario, y debutó en el cine con Gente de mala calidad, radicaliza sus posturas haciendo uso “del lujo de no tener medios” y embauca a un reparto en el que destacan Antonio de la Torre, también productor de la cinta, y dos compañeros de su trayectoria sobre las tablas: Roberto Álamo y el director teatral Andrés Lima.
Dispongo de barcos, que ha sido presentada ayer en Madrid y será estrenada el viernes en una sola sala de la capital y en una sola sesión al día durante siete días, es la historia de cuatro personajes “que deambulan, que viven sin rumbo sin saber qué quieren pero queriendo algo”, según Cavestany.
Sus protagonistas planean algo que no saben muy bien qué es, sólo por “ese anhelar, ese intentar hacer algo juntos”, y buscan encontrarse a sí mismos, o al menos llegar a ese lugar “donde se acepte a la gente por lo que aparenta ser, no por lo que realmente es”, como reza uno de los diálogos de la película.
De esta manera, haciendo uso de la retórica, bordeando el absurdo y mezclando géneros con cámara digital al hombro, la película avanza a modo de “viaje extraño e insólito” que, “a partir de la nada”, va buscando los caminos de ese concepto tan intangible como es el desconcierto, definió Cavestany.
“Es un planteamiento distinto, pero no es de rechazo ni de negación”, hexplicó su autor, que presentó la película en los festivales de Gijón y Sitges, y reconoce “influencias, que no comparaciones”, con Luis Buñuel o con Inland Empire, filme que marca “la transición de David Lynch hacia su lugar fuera de la industria”.
Pero, aunque reconoce que le encantaría, Cavestany asume que no es un filme destinado a la distribución convencional. “Esta película está destinada a tener una vida peculiar como ella misma”, ha aseverado su director.
“Normalmente puedes escribir muchas cosas que luego no se pueden rodar, pero esta vez he escrito algo que se podía rodar inmediatamente. La película, de hecho, somos nosotros mismos intentando hacer la película”, añadió el también guionista de Los lobos de Washington.
Y así, Dispongo de barcos, rodada entre descanso de rodajes y preparaciones de nuevas obras de sus artífices, ha tenido “coste de producción cero”.