Dos patrulleras de la Royal Navy se situaron en las cercanías del lugar para controlar la maniobra, realizada desde el buque científico español Malaspina, un barco equipado para efectuar estudios oceanográficos.
La colocación de estas boyas de estudio de mareas y corrientes, cuyo objetivo es garantizar la seguridad del tráfico marítimo, se realizó de forma unilateral por España. Desde el día en que fueron colocadas, el Reino Unido se quejó a España y pidió su retirada. España explicó entonces que el objetivo no era demarcación de zona, sino estudio de mareas. Se llegó a un entendimiento y se acordó que sólo estuvieran en el lugar el tiempo imprescindible para el estudio, que suele durar poco menos de un mes.
Fuentes de Exteriores confirmaron ayer que la retirada ha sido consecuencia de la conclusión de la misión y en ningún caso por presiones de Reino Unido o Gibraltar.
El asunto ha sido tratado desde el principio entre Reino Unido y España de forma muy discreta. Fueron las declaraciones del nuevo ministro británico para Europa, David Lidington, las que sacaron el tema a la luz pública, quizás no en el mejor momento dentro de las relaciones.
Por su parte el diputado nacional del PP José Ignacio Landaluce preguntará en el Congreso si el estudio ha concluido realmente o la retirada ha sido bajo presión.