Llevaba más de cinco meses perfeccionando la sopa de tomate que hace años cocinó en su casa el gran Manuel Valencia Lazo, cuando le pedimos el favor a Carlos Herrero, cocinero y dueño del restaurante Cuchara de Palo, que nos la cocinara en un almuerzo otoñal que queríamos convocar en El Cerro del Arte junto a un grupo de amigos.
Dicho y hecho. Carlos Herrero desplazó toda la orgánica hasta la viña sitiada en el corazón del pago de Carrascal y nos regaló una sopa extraordinaria que coronó con una docena de huevos pasados por agua.
No vamos a descubrir a estas alturas ni su pasión por la cocina ni su afición a la buena mesa, que podemos comprobar a diario en su propio restaurante.