María Jesús tiene 67 años y sabe lo que es pasar la covid cuando se vive sola. Pidió ayuda y se la dieron: con la compra, con los médicos y, sobre todo, con ánimos para sobrellevar esos duros momentos. Ahora es ella la que echa una mano a otros mayores a los que llama cada día: "Este aislamiento nos está hundiendo".
"Se pasa muy mal porque estás sola y te ves sola", asegura María Jesús San Miguel en una conversación con Efe. Por eso insiste, como usuaria de programas contra la soledad de Cruz Roja y también como voluntaria, que hay que pedir ayuda. "Los mayores estamos viviendo momentos muy complicados por la pandemia y tenemos mucho miedo", asegura, pero la iniciativa debe arrancar desde los propios mayores.
"Mi consejo cuando hablo con las personas que están solas es que no se pueden quedar el sofá del pasado, 'de cuando yo iba o cuando yo hacía'; esto se tiene que acabar más pronto o más tarde, como las pestes de antes, pero deben seguir haciéndose las lentejas y la compra si pueden, que no esperen que nadie lo haga por ellos".
En España hay dos millones de personas mayores que viven solas, mayoritariamente mujeres -1,4 millones-. El 76,9 por ciento de ellas son viudas, frente al 43,2 % de los hombres.
"Ahora mismo hay muchas personas que necesitan ayuda", explica María Jesús. Tras superar la enfermedad -que le mantuvo hospitalizada once días y 55 días en casa aislada- necesitó apoyo psicológico, pero poco a poco va tomando de nuevo las riendas de su vida e intenta que otras personas como ella también lo hagan.
Cuenta cómo la covid ha complicado especialmente sus rutinas, porque han quedado suspendidas sus actividades fuera de los domicilios y eso está generando deterioro cognitivo en muchos de ellos. "Hay veces que llamo a compañeros de los programas y no saben quién soy, dicen que no han venido nunca aquí y eran muy activas en los talleres, pero después de todo esto han perdido la cabeza. Te duele mucho porque han sido personas muy participativas".
"Nos estamos hundiendo emocionalmente; el decir 'mañana tengo clases de memoria', 'qué me pongo', 'voy a hacer la comida para llegar a tiempo', es todo un aliciente, porque vas a ver a otra gente, vas a hablar con otros y a aprender, porque por muy mayor que seas, siempre aprendes", asegura.
Los mayores necesitan calle y a otras personas, asevera María Jesús, por eso reclama al Gobierno que "además de pagar las pensiones, debe ocuparse de sacar a los mayores de casa, como está haciendo Cruz Roja o Cáritas".
"Entre nosotros comentamos mucha veces que no nos moriremos de pandemia, pero sí de soledad, de melancolía y de aburrimiento", lamenta y opina que se precisa "fuerza interior porque te va minando el pensar cuándo voy a volver a ver a mis hijas que están fuera de Valladolid". Tiene dos, viven en Puerto de Santa María (Cádiz) y Madrid.
Como buena ama de casa, "que no es poco", sabe lo que es sacar adelante la casa y a su familia y pasar momentos complicados para llegar a fin de mes. "Vamos a salir, por supuesto, pero mucha precaución, porque el que lo haya pasado no debe tirar las cosas al aire. Si nos tenemos que quedar en casa, leemos novelas, o hacemos crucigramas o vemos la TV, cada uno lo que le guste".
"Animo a todo el mundo a mirar al futuro y a los que quieran también a que se hagan voluntarios de Cruz Roja, que somos una gran familia y tienes mucho apoyo de todos".
Oscar Esteban, técnico del Programa de Personas Mayores de la organización en Valladolid, incide en que la labor de apoyo debe ser educativa, "que son los mayores los que se tienen que cuidar de ellos mismos".
"Durante mucho tiempo las ONG y la sociedad nos hemos basado en la intervención, cuando había una herida se tapaba y curaba y yo soy partidario de la vacuna, de educar; hemos pensado que hay que cuidar a los mayores y mimarles y es un error, las personas mayores deben ser conscientes de que todo debe empezar por ellos mismos y de todo lo que tienen para aportar".