El 16,6% de la población española es incapaz de mantener la vivienda a una temperatura adecuada, un porcentaje que se incrementa hasta el 41,4% de los hogares donde el sustentador principal está en situación de desempleo y al 29,2% de los hogares donde hay alguna persona extranjera, según el informe de la serie FOCUS de la Fundación FOESSA, de Cáritas, sobre 'Pobreza Energética'.
Estos datos proceden en su mayoría de la Encuesta FOESSA (EINSFOESSA 2018) realizada en más de 11.000 hogares sobre la que se basó el VIII Informe FOESSA publicado el pasado mes de junio y se han manejado siguiendo la metodología propuesta por el Observatorio Europeo de Pobreza Energética (EPOV).
En concreto, los autores observan cuatro indicadores establecidos para medir cómo afecta esa vulneración de derechos a las familias más vulnerables en las 17 Comunidades Autónomas. Uno de estos indicadores es la temperatura inadecuada, es decir, los hogares que se declaran incapaces de mantener la vivienda a una temperatura adecuada.
Asimismo, el informe pone de manifiesto que el 8,1% de los hogares españoles declaran tener al menos dos retrasos en un año en el pago de las facturas energéticas de la vivienda; y que un 17,1% de los hogares se ven obligados a asumir "gastos desproporcionados" en las facturas energéticas.
Además, el estudio revela que un 14,2% de las viviendas tienen un gasto en energía tan bajo que supone privación en las necesidades energéticas básicas para las familias.
Uno de los autores del informe, Daniel Rodríguez de Blas, ha indicado que, "aunque en los últimos tiempos se ha popularizado el término pobreza energética", todas las investigaciones que han creado desde FOESSA les permiten afirmar que "la pobreza es una, independientemente de apellidos o dimensiones, y afecta íntegramente al hogar que la sufre".
"Y si bien entendemos que parcelar la pobreza tiene un útil efecto comunicativo, creemos que se corre el riesgo, sobre todo en quienes tienen la responsabilidad de liderar las políticas públicas y los procesos de intervención social, de ofrecer soluciones parceladas y paliativas que, si bien pueden contribuir a resolver fracciones del problema, nos alejarían del necesario abordaje integral de la situación familiar", ha añadido.
Los autores del informe explican que "un hogar entra en situación de pobreza energética cuando es incapaz de pagar una cantidad de energía suficiente para la satisfacción de sus necesidades domésticas y/o cuando se ve obligado a destinar una parte excesiva de sus ingresos a pagar la factura energética de su vivienda".
FOESSA identifica tres grandes factores que influyen en esta situación: "coste de la energía, ingresos insuficientes de las familias e ineficiencia energética de los hogares".
Según los datos del informe, entre 2008 y 2018 el precio de la energía eléctrica para una familia media ha subido un 77,9%, al igual que el gas, que también ha visto incrementado su precio un 17,9%. Por otro lado, los hogares han visto reducido su poder adquisitivo en un 1,3%.
Además, los autores del estudio señalan que la pobreza energética viene a sumarse a situaciones previas de exclusión, lo que genera múltiples dinámicas de vulnerabilidad. Por ejemplo, entre los hogares que no logran mantener la vivienda a una temperatura adecuada, el 76,8% se han visto además obligadas a reducir sus gastos de calzado y vestuario, y el 51,2% en alimentación.