La exclusión social infantil es un hecho que afecta a gran parte de la población mundial. En España, se hizo notar especialmente con el comienzo de la crisis, aproximadamente en el año 2008. Desde entonces, la cifra de niños y niñas que viven en una situación de pobreza se incrementó considerablemente (en aproximadamente 424.000). Dicho crecimiento
provocó graves consecuencias que se siguen sufriendo
en la actualidad. Hoy en día, el 34,4% de los menores de 17 años se encuentra en situación de vulnerabilidad, lo que significa que uno de cada tres jóvenes está en riesgo de pobreza, tal y como recogen las estadísticas de la Oficina Europea de Estadística, Eurostat.
En Europa, la media se sitúa en un 26,9%, dato que aleja a España de los mejores puestos y la sitúa en el quinto puesto del ranking. Sin embargo, no se trata del único país que vive esta cruda situación; los países vecinos también están notando esta lacra social que se está ampliando e intensificando en gran parte del mundo industrializado. Este contexto provoca el aumento de la tasa de abandono escolar: un 40% de los niños de familias pobres deja sus estudios antes de terminarlos.
A las ya existentes Organizaciones no Gubernamentales (ONG), se han ido sumando muchas más que intentan minimizar los efectos de la pobreza infantil y erradicarla. Todas estas asociaciones sin ánimo de lucro realizan arduas tareas diariamente para ayudar a todos los niños y niñas que lo necesitan. Un claro ejemplo de ello es
Música por la Paz, que desde 2013 lucha por garantizar la igualdad de oportunidades, independientemente del contexto familiar y social de cada uno de los jóvenes que acude a sus dependencias.
Sus voluntarios están repartidos en un total de 16 centros de todo el territorio nacional, tres de ellos en Andalucía (en Sevilla, Granada y Almería). En todos ellos se presta apoyo escolar a los pequeños asistentes, que también disfrutan de diferentes actividades programadas para su aprendizaje y diversión. Además de poder estudiar y hacer los deberes, lo niños y niñas hacen excursiones que fomentan las relaciones entre unos y otros y el trabajo en equipo. También participan en variados talleres con los que se intentan fomentar valores imprescindibles como el respeto, la tolerancia, el cuidado del medio ambiente u otros muchos.
Los pequeños también reciben la merienda como parte de sus necesidades alimenticias. A lo largo de un año completo, en estos centros se han llegado a repartir más de 85000 meriendas, gracias a la ayuda de colaboradores facultados para las labores que se realizan, como pueden ser profesores o voluntarios.
Se trata de organizaciones que brindan una oportunidad a aquellos padres o tutores que no pueden conciliar la vida laboral con sus deberes familiares, por incompatibilidad de horarios con el trabajo o cualquier otra razón. Así, éstos pueden dejar a los niños en los centros, seguros de que se divertirán y aprenderán jugando, además de preparar sus estudios a fondo. Esta ONG no exige ningún requisito, por lo que cualquier interesado, tenga o no tenga recursos económicos, puede acercarse y pedir información para inscribir a sus hijos.