Las mujeres han teletrabajado más, los mayores han practicado más ejercicio que los jóvenes, la población andaluza ha percibido que el estado de alarma por la crisis sanitaria del Covid-19 le ha pasado factura a su salud mental y los productos audiovisuales y redes sociales han copado gran parte del tiempo durante el confinamiento. Éstas son las primeras conclusiones de la encuesta realizada por el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA) para recopilar información sobre la situación de los hogares durante el confinamiento por el Covid-19. Para llevar a cabo esta investigación sobre hábitos y condiciones de vida se ha seleccionado una muestra aleatoria de 5.000 personas repartidas por todo el territorio de la comunidad autónoma y representativas de toda la población.
De este análisis se extrae que, en las actividades fuera del hogar, los hombres han registrado una mayor intensidad de desplazamientos, tanto para ir al trabajo como para salir a comprar comida. Así, los hombres han salido a diario a trabajar en un 24,5% de los casos, frente al 11,6% de las mujeres. Las compras una vez a la semana las han realizado ellos en un 36,2% y ellas en un 32,4%.
Aunque ha habido personas que han mantenido su actividad laboral fuera del hogar, un importante porcentaje ha conocido por primera vez la experiencia del teletrabajo, en muchos casos en situaciones complicadas por la compatibilización de tareas de cuidados, problemas de espacio, de acceso a la tecnología, etc. Con carácter general, ha practicado la modalidad no presencial el 27% de los asalariados, mientras que la modalidad presencial se sitúa en el 62%. Un 10,1% ha combinado ambas tipologías. Entre las asalariadas el porcentaje de teletrabajo se sitúa en el 34,9%, mientras que entre los hombres han trabajado exclusivamente en casa el 21,6%. Por el contrario, ellos han desempeñado sus funciones laborales más fuera del hogar: más de dos tercios de los asalariados ha trabajado fuera de casa (67%) durante el periodo de estado de alarma en el que se realizó la encuesta, frente al 61,7% en el caso de las mujeres.
ERTEs, redes sociales y ocio
No obstante, más allá de la forma en la que se ha organizado la actividad laboral, los datos muestran un claro impacto de la crisis en la actividad y el mercado de trabajo. Las personas que se declaran en situación de ERTE alcanzan el 7,1% de la población, el 20% de los asalariados.
Los andaluces han reestructurado por completo su tiempo y las iniciativas de ocio durante el estado de alarma. En el tiempo libre, por ejemplo, han aparecido actividades que en la situación previa al confinamiento eran marginales dentro de la cotidianeidad doméstica, y que durante este periodo se han convertido en elementos centrales a la hora de gestionar este periodo. Entre las personas mayores se observa un porcentaje elevado de actividades relacionadas con el ejercicio diario, realizándolo el 50,5%, un porcentaje más alto que en edades más jóvenes: el 30,7% en el grupo de edad de 16 a 29 años y el 32,7% en los comprendidos entre 30 y 44 años.
El ocio pasivo viendo la televisión, películas o series presenta porcentajes muy altos en todos los grupos, aumentando conforme asciende la edad. Con carácter general se ha situado en el 85,9%, en el caso de los mayores de 65 años, esa tasa sube hasta el 93,7% y en el caso de los más jóvenes, de entre 16 y 29 años, se reduce hasta el 75,5%. En cuanto al uso de las redes sociales, este hábito entre los menores de 45 años ha sido mayoritario: el 91,1% para los andaluces de entre 16 y 29 años y el 84,6% para los de entre 30 y 44 años. Han dedicado tiempo a la lectura o el estudio el 40,4%, un porcentaje que sube hasta el 46,7% en la franja de los 16-29 años, una edad que se corresponde con las diferentes etapas académicas.
Por otro lado, casi la mitad de la población ha tenido contacto a diario con los seres queridos a través de videollamadas o llamadas sin que se produzcan grandes diferencias entre generaciones.
Degradación de la salud mental
La encuesta observa mayores niveles de degradación en la salud mental, principalmente si se compara entre sexos. Las mujeres afirman en mayor grado que ha empeorado: un 21,4% de ellas aseguran que en los últimos doce meses su estado era bueno y ahora es regular o malo. Entre los hombres ese porcentaje se sitúa en el 13,1%.
Relacionado también con el estado emocional y mental, uno de los elementos que ha generado importantes niveles de preocupación es el modo en el que los menores han vivido esta situación excepcional. Las madres y los padres han tenido la percepción de que sus hijos han sido una población muy vulnerable emocionalmente en una situación en la que los cambios de rutinas, espacios y tiempos se han visto drásticamente modificados de una manera imprevista. En un 45,8% han mostrado un nivel muy alto de inquietud, porcentaje que es algo más elevado incluso entre las madres: la mitad de ellas (50,1%) han expresado un nivel muy alto de intranquilidad por el estado emocional de los hijos. En los hombres esa preocupación se instala en el 40,9%.
Las condiciones de las viviendas en el medio rural han permitido una mejor experiencia habitacional durante el periodo de confinamiento, teniendo en cuenta que dos de cada tres (67%) andaluces residentes en este entorno dispone de patio (65%) respecto a los residentes en ciudades (33,1%).
Las características espaciales del hogar y la disponibilidad de estancias separadas y con salidas al exterior han influido, además, en otros factores como la salud física y mental, o el tipo de convivencia con el resto de las personas que residen en él.
El tamaño de la vivienda también marca una diferencia entre residentes de ciudades y de entornos menos densos. La encuesta destaca que un 31,8% de personas ha vivido el estado de alarma en viviendas inferiores a 75 metros cuadrados en ámbitos urbanos, frente a los ámbitos rurales y de densidad intermedia, donde este porcentaje desciende hasta el 14,1% y 17,8%, respectivamente. n
Preocupación por la saturación médica
La actual crisis, aunque se ha originado como una crisis sanitaria y de salud, tiene múltiples efectos en otros muchos ámbitos de la sociedad. La encuesta ha querido explorar cómo proyecta la población andaluza las preocupaciones propias y para su entorno en el contexto posterior al estado de alarma.
El análisis por edad muestra características comunes en las preocupaciones de las distintas generaciones, pero también elementos diferenciales. En todos los grupos de edad la principal preocupación es que les afecte la posible saturación de los servicios sanitarios, expresada en un 46,2% de los andaluces. En este contexto, uno de cada tres consultados veía bastante o muy probable que ellos o algunos de sus familiares se contagiase por el coronavirus.
Entre las personas jóvenes y en edades intermedias, el desempleo y la pérdida de ingresos son factores claves a la hora de interpretar los efectos de la pandemia. Entre las personas mayores también tienen relevancia los problemas de inseguridad.