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Sevilla

Un rescate ficticio que casi termina en tragedia

El SAB denuncia que se usó una víctima real en una maniobra que nunca se da y que acabó en el agua en la Torre schindler. El bombero y la víctima -no tan falsa- fueron rescatados tras caer desde 30 metros

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El Sindicato Andaluz de Bomberos (SAB) ha denunciado que uno de los rescates que formaban parte de la jornada de Rescue Day Trophy pudo terminar en tragedia al utilizarse una víctima real en una situación que no se da en la vida real y que terminó tanto con el rescatador como con el falso herido en el agua, siendo rescatados por las embarcaciones de la UME.

Según Agustín Gómez, representante de SAB de Sevilla, el incidente tuvo lugar este sábado en la Torre Schindler y en el marco de la jornada Rescue Day Trophy, cuando una práctica de salvamento con camilla suspendida pudo acabar en tragedia, felicitándose porque finalmente no ocurriera nada.

Uno de los equipos participantes perdió el control de la camilla, cuando se encontraba a unos 30 metros de altura, precipitándose al río con el voluntario que ejercía de víctima debidamente inmovilizado. “Si bien es cierto que la caída no fue a plomo, no es menos cierto que la intervención inmediata de dos embarcaciones de la UME evitaron que el suceso pasara a mayores”, relata.

Gómez apunta que el incidente se produjo porque “en su afán de alcanzar cotas de dificultad extremas, la organización había diseñado una prueba que en la realidad nunca se presenta. Una camilla con víctima en todo momento está asistida por un socorriste especialista”, ya que además de “asegurar la asistencia continúa a la víctima, se facilitan las maniobras propias del rescate”.

La búsqueda del “más difícil todavía nos acercó a la tragedia innecesariamente”, apunta Gómez, ya que “habría bastado con sustituir a la víctima ficticia de carne, huesos y sentimientos con una víctima maniquí de similares características a la que nadie pudiera extrañar”.

Gómez señala que la organización de este tipo de pruebas -“que a la postre están diseñadas para mayor gloria de gobernantes y altas jerarquías de la administración”, se lamenta-, “son buenas y acercan la realidad de nuestro colectivo al ciudadano, pero nunca deberían dejarse en manos de aficionados”.

En el futuro “si jugamos, juguemos a ser bomberos de verdad, y para ello además de encomendarnos a los profesionales, extrememos las medidas de seguridad al cien por cien. Evitemos que sucesos de este tipo se repitan”, concluye.

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