La tensión financiera sigue en niveles máximos en Abengoa, pese a haberse aprobado el pasado fin de semana la ampliación de capital por 650 millones de euros con la que la cúpula de la empresa y sus bancos acreedores (capitaneados por Santander y HSBC) quieren darle oxígeno financiero para reestructurarse y reducir su pasivo de casi diez mil millones. Según distintas fuentes consultadas en los últimos días por este diario, la empresa ha decidido congelar la gran mayoría de los pagos a proveedores dentro y fuera de España.
En concreto, no se están abonando los vencimientos de pagos con suministradores de septiembre y octubre, y tampoco se están asumiendo nuevos compromisos de compra y pago con ellos. Es decir, la empresa está literalmente congelada y hay proveedores acudiendo diariamente a la sede corporativa en Palmas Altas (Sevilla) para trasladar los problemas que les causa el retraso en los pagos.
La clave está en que los 650 millones de la ampliación llegarán efectivamente a la caja de Abengoa el 1 de diciembre. Hasta entonces, la empresa quiere salvaguardar al máximo su liquidez (unos dos mil millones) y está pidiendo a sus proveedores que aguanten sin cobrar mes y medio.
Vaca no tan lechera
Sólo el director financiero, Jesús García-Quílez, autoriza directamente algunos pagos, según las mismas fuentes. Abengoa cuenta con líneas de confirming para pagar a proveedores con bancos como Caixabank o Santander, pero fuentes financieras confirmaron ayer que esas líneas, que suman unos 700 millones, están igualmente paralizadas hasta el 1 de diciembre. Con este mecanismo, la empresa permite a los proveedores cobrar a 180 días pero descontando el dinero de esa línea de financiación, lo que obliga a pagar una comisión al banco. Si no usan confirming para ahorrarse esa comisión, el plazo de pago sube a 360 días.
Abengoa, sin embargo, contestó a este diario que continúa “trabajando con normalidad en todos sus procesos”. Y, en cuanto al confirming, que no están todas congeladas y que sí se siguen atendiendo algunos pagos.
Junto a todo ello, y en el plano de la evolución del negocio, ya se ha concluido la revisión de los auditores de Deloitte a las cuentas del tercer trimestre. Algunos datos han trascendido, como que el área de ingeniería y construcción industrial (Abeinsa, la tradicional vaca lechera de ingresos y beneficios) va a registrar números rojos netos de al menos 60 millones de euros, en parte por la regularización de las condiciones reales de ejecución de los grandes proyectos en marcha en todo el mundo.
“Actualmente seguimos avanzando satisfactoriamente con la ampliación de capital de 650 millones, y llevando a cabo el plan estratégico ya anunciado. Los resultados del tercer trimestre se conocerán cuando se presenten públicamente”, según Abengoa.