El delantero Nolito vivió una agriculce experiencia en el partido que su equipo, el Celta, disputó y ganó en casa del Villarreal por el resultado de 0-2. El de la Ciudad de la Ma nzanilla suplió a Krohn-Dehli en el minuto 56 y su compañero Orellana estableció el 0-1 en el 82. Hasta ahí normal, aunque el incidente que arruinó el partido vino dado en el minuto 87 cuando un impresentable lanzó un bote de humo compuesto de gas lacrimógeno que hizo que el juego quedara detenido por espacio de 17 y un estadio vacío. Tras reanudarse el encuentro y cuando habían transcurrido dos minutos sería Nolito, de falta directa, el encargado de anotar el 0-2, a la postre definitivo.
Nolito dejó el gol que sentenció el encuentro en un segundo término debido a los incidentes que se originaron tras el lanzamiento del bote. Desde Vigo manifestó que “me cogió lejos y cuando miré hacia atrás pensé que era una bengala. Salía mucho humo blanco y no sabía en ese momento que es lo que estaba pasando. Los jugadores y los entrenadores se fueron corriendo para el vestuario por los picores en los ojos y en la garganta. Mi compañero Yoel, que es el portero de nuestro equipo, es de piel blanca, tenía la cara como un tomate. Estuvimos echándonos mucha agua en la cara hasta antes de regresar de nuevo al terreno de juego”.
En lo deportivo destaca que “ahora parece que hemos cogido una buena racha, manteniendo siempre nuestra filosofía de juego, que nos está viendo bastante bien. Contamos con jugadores de calidad y que hacen buen fútbol. Ahora estamos más fuerte fuera de casa, aunque al principio nos costó arrancar”.
De su futuro en el Celta señala que “no sé por donde pasa porque yo a lo que me dedico es a jugar. Todo está en manos de mi representante”. De la marcha de un equipo que lleva en el corazón, el Atlético Sanluqueño, asegura que “lo sigo. Va el último y ojalá que pueda seguir en la Segunda División B, que es la categoría que se merece. Los problemas económicos influyen también en lo deportivo. Ojalá que cambie la suerte”.