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San Fernando

Comerciantes y vecinos de la Plaza de la Iglesia piden solución a los problemas de los indigentes

El comportamiento y actitud amenazante de éstos, o el olor nauseabundo que desprende otro, además de los perjuicios que ocasionan a la hostelería y vecinos, ha sido puesto en conocimiento del alcalde por segunda vez

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  • Uno de los indigentes denunciados por los vecinos. -

Los comerciantes y vecinos del entorno de la Plaza de la Iglesia y Real, piden una solución inminente al problema que vienen sufriendo por el comportamiento de algunos de los indigentes que todos los días se concentran en la Plaza de la Iglesia o alrededores. No es su presencia lo que molesta, sino su actitud y aspecto desaliñado y sobre todo que hace meses que ya pidieron al Ayuntamiento una solución y ésta no llega. Este medio ha podido confirmar, que efectivamente, otra instancia presentada en el Ayuntamiento el 8 de junio de 2012, respaldada con firmas de vecinos y comerciantes de la Plaza de la Iglesia informaban al alcalde de las molestias que venían sufriendo por el comportamiento de estos indigentes. Esa instancia estaba respaldada por 9 establecimientos de la Plaza de la Iglesia, incluído el Hotel Salymar, cuya clientela se ve perjudicada por la continua presencia de estos indigentes ante la puerta del hotel.

Los hosteleros de la zona y vecinos se quejaban entonces del “insulto y las amenazas a las personas, la presencia de perros mascotas, sucios, sin bozal y sueltos”, además de poner en conocimiento que éstos indigentes realizaban sus necesidades fisiológicas tras los contenedores de la Plaza de la Iglesia o en algunos de los cajeros automáticos de las entidades bancarias de la zona.

Este miércoles, los vecinos y comerciantes presentaron una nueva instancia al alcalde, junto con firmas y sello de la práctica totalidad de empresas, bares y entidades bancarias que se encuentran en la zona, pero incluyendo ahora comercios de la calle Rosario y de la calle Real hacia las curvas de Capitanía.

Esta segunda instancia denuncia como un varón alto “se orina y defeca en cualquier rincón, pared, escalón o puerta, dejando tras él un reguero de orina y de un olor insoportable. Incluso ha llegado a hacérselo encima mientras camina, dejando al descubierto sus genitales”, algo de lo que son testigos muchas personas que le han recriminado su actitud.

Los vecinos denuncian que han puesto estos casos en conocimiento de la Policía Local, pero destacan que “cuando la Policía se va, vuelven donde mismo”.

La situación es muy difícil para comerciantes y vecinos, pues unos ven cómo el olor que desprende el indigente hace que la clientela se vaya incluso de las terrazas, pues ya le han prohibido entrar en cualquier bar de la zona. Incluso otra mujer indigente, molesta a los clientes de las terrazas quitándoles algo de la mesa y últimamente los servilleteros.

Nadie entiende que existiendo en San Fernando organismos asistenciales como San Vicente de Paúl o el Pan Nuestro, estos indigentes tengan ese aspecto desaliñado y de olor nauseabundo.

Los vecinos piden que se erradique este problema y que se ponga la situación en conocimiento de los Servicios Sociales, pues consideran que se trata ya de motivos humanos, de salubridad y de convivencia pacífica.

Algún vecinos incluso ha tenido dificultad para entrar en su bloque, por la negativa de estos indigentes de dejarle paso en la puerta, donde se sientan a menudo dos mujeres, una de ellas llamada Marián y de origen europeo, para beber cerveza, dejando después todas las botellas y otros restos en puertas de viviendas o de comercios.

Hosteleros de la zona sufren directamente en su clientela el comportamiento de estos indigentes, por lo que temen por los perjuicios comerciales que están sufriendo, en tiempos ya de por sí duros por la crisis.

También denuncian la imagen que se da de la ciudad al turista que visita la iglesia Mayor, el monumento de las Cortes o se hospeda en el Hotel Salymar.

Este medio también ha podido saber que el varón indigente que denuncian los vecinos fue detenido hace un par de años por robar un reloj con arma blanca a uno de los vendedores ambulantes que se ubicaban en la Plaza del Rey, lo que le llevó a la cárcel, aunque regresó a San Fernando.

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