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Ronda

Benalauria acoge unas jornadas sobre despoblación en el medio rural

La iniciativa ha sido organizada por la Universidad Rural Paulo Freire – Serranía de Ronda – CDR Montaña y Desarrollo con la colaboración del Ayuntamiento.

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  • JORNADAS -

     La localidad de Benalauría ha acogido en la mañana de hoy las primeras jornadas sobre despoblación en el medio rural, que se han desarrollado en el salón de actos municipal bajo el título “Innovación e iniciativa socioeconómica en la Serranía de Ronda: esperanzas y bridas”.

     La iniciativa ha sido organizada por la Universidad Rural Paulo Freire – Serranía de Ronda – CDR Montaña y Desarrollo con la colaboración del Ayuntamiento de Benalauría y del Centro de Innovación Social La Noria, organismo dependiente de la Diputación Provincial de Málaga. Durante las jornadas han tenido lugar diferentes ponencias y mesas redondas en las que han participado activamente representantes de múltiples empresas, asociaciones y entidades como grupos de desarrollo rural, SAE, APYMER, CADE, OCA o ASAJA entre otras.

     Antonio Viñas, coordinador de las jornadas y miembro de la Universidad Rural Paulo Freire – Serranía de Ronda – CDR Montaña y Desarrollo, ha explicado que la creciente despoblación que está sufriendo durante los últimos años el Valle del Genal y la Serranía de Ronda podría frenarse teniendo en cuenta tres claves principales. En primer lugar, Viñas ha explicado que sería imprescindible generar proyectos y programas que inviten a la población rural joven a vivir y desarrollar su actividad profesional en su entorno. Por otro lado, se ha mostrado crítico con la “cultura del subsidio”, y es que aunque el miembro de la Universidad Rural Paulo Freire no se ha mostrado en desacuerdo con las inversiones que reciben los pequeños municipios, sí piensa que éstas deberían tener un nuevo enfoque dirigido al emprendimiento, lo que convertiría a los propios vecinos en creadores de empleo. Antonio Viñas ha indicado que el tercer punto pasaría por un cambio en determinadas legislaciones que han sido establecidas desde el concepto de urbe, sin haber tenido en cuenta la integración de la población rural en los modelos de desarrollo y ordenación del territorio para la conservación del medio.

     El coordinador de las jornadas ha añadido que los habitantes de áreas rurales deben asumir el reto de desarrollar las fórmulas necesarias que permitan gestionar satisfactoriamente el futuro de las nuevas generaciones, independientemente del mayor o menor apoyo que presten las administraciones supramunicipales.

     Por su parte Resurrección Hernández, directora del Área de Ciudadanía de la Diputación Provincial de Málaga y responsable del Centro de Innovación Social La Noria, ha comentado que estas jornadas son una oportunidad para poner el foco en la problemática que conlleva la emigración de la población joven a las ciudades y para buscar soluciones a la sangrante despoblación del medio rural.

     Desde la Universidad Rural Paulo Freire – Serranía de Ronda – CDR Montaña y Desarrollo se ha redactado el siguiente comunicado:

     “El medio rural español y la Serranía de Ronda (Málaga), en particular, tiene graves déficits para mantener su población. A pesar del relativo crecimiento económico de las últimas décadas el envejecimiento sigue aumentando, y la creación de empleo para la vida de los pueblos y aldeas rurales ha sido insuficiente. Al día de hoy se ha demostrado que las políticas de la U.E. de desarrollo rural, inaugurado en la Declaración de Cork (1996), tampoco han dado los resultados esperados para reducir su balance migratorio negativo.

     El grave problema que se enfrenta es la falta de recursos y estímulos socioproductivos dentro del marco de la sostenibilidad ambiental. Esta responsabilidad de generar cambios para la perdurabilidad de una vida rural desde la autogestión, la iniciativa, la incorporación al trabajo o el emprendimiento socioeconómico sostenible, debe ser asumida desde la competencia y el impulso del propio medio rural. Sin esta visión construida desde una experiencia histórica agraria y con lazos emocionales de arraigo en el territorio es difícil emprender esta tarea.

     Los habitantes mayores de este ámbito geográfico, el histórico campesinado, no se extrañan porque siempre han estado en crisis permanente. De ahí su capacidad de entendimiento con la naturaleza desde las claves de supervivencia que les ha dado el saber hacer de la agri(cultura) y la perdurabilidad, a pesar de todas las dificultades milenarias como humilde clase social: la gestión de la autosuficiencia alimentaria en situaciones de extrema pobreza les ha permitido sostenerse a lo largo de los siglos, y ser el pilar alimentario de toda sociedad en cualesquiera de las épocas. Por contra, esta les ha estigmatizado como un cultura de segunda fila: “cateta”. Cuando han sido el sostén alimentario y los guardianes de los bosque de nuestro país. Que se sepa el alimento aún no se cultiva en el asfalto urbano.

     Los jóvenes no tienen grandes estímulos para un empleo digno y estable, viven al rebufo de sus padres o abuelos, y ocupaciones laborales en precario asociados a una cultura del subsidio que, por su desenfoque actual, pudiera decirse cultura del “suicidio” demográfico. Además de haberse incorporado fulminantemente a las teóricas ventajas del imaginario de progreso que ofrece la sociedad del bienestar social.

     La necesidad de cambiar su orientación hacia la cultura de la iniciativa es el objetivo. Pensar en un futuro más dinámico para estas zonas, quizá pase porque el subsidio no siga siendo un fin en sí mismo en el que la población permanece en un estado de cierto desdén acomodaticio. Sino en la fortaleza de generar con esa financiación pública, o incluso ampliada, enfocando su funcionalidad hacia nuevas posibilidades de iniciativas laborales que ilusionen a la población por su propio desarrollo personal y colectivo.

     Por ello, es realmente urgente afrontar una nueva realidad para la formación en el trabajo en donde la motivación, la creatividad y la iniciativa desde el marco de la autogestión y la sostenibilidad. Si esto no sucede el medio rural ahondará en su despoblación y pérdida de identidad rural, y vitalidad. Con el consecuente efecto negativo sobre la sociedad urbana, puesto que quedaría desprotegida la gestión del soporte biológico de ésta: producción de alimentos saludables, gestión de suelos y bosques (aire), gestión del agua (ríos, fuentes…), energías básicas, materias primas…

     La regeneración del medio rural en la actualidad debe de ser una objetivo primordial de la sociedad moderna y una cuestión de Estado para una concepto de desarrollo que se tilde de inteligente”.

 

 

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