El Ayuntamiento debe tomar las riendas de la Escuela de Español para Extranjeros, donde los cambios habidos en la dirección y el frenado en seco que en este centro decidió dar el equipo de Gobierno, tal y como hizo en otros muchos ámbitos municipales, no ha logrado encaminar una gestión que garantice el éxito de este recurso.
Parece claro que la crisis fundamenta cualquiera de los males del centro, pero conviene en este caso atender a los condicionantes particulares para no caer en la conocida autocomplacencia que está llevando al fracaso a numerosos proyectos municipales.
De este modo, es un objetivo absolutamente necesario recomponer las relaciones con las agencias intermediarias y con las Universidades emisoras de alumnos. Y el equipo de Gobierno debe repensar una sede para este centro, que haga más atractiva la estancia en Ronda de extranjeros que desean encontrarse con los valores puramente históricos de esta ciudad; un edificio en el polígono no parece el lugar más adecuado para el perfil de estos visitantes, por muy de acuerdo que podamos estar con el concejal de Educación en que este aspecto no será absolutamente decisivo para determinar una visita a Ronda.
Se trata de sumar; en atractivos para que los estudiantes se decanten por la estancia de aprendizaje en Ronda; en actividades que puedan generar economía en esta maltrecha ciudad. Y el centro de estudios de español para extranjeros es una de esas oportunidades para una Ronda que, tal y como piensa en los vinos o en otros sectores más o menos consolidados o de potencial valor, no debe olvidar el tan importante turismo idiomático. Los alumnos suelen tener un alto poder adquisitivo que, finalmente, redunda en la economía local.
Una escuela que llegó a acoger a la hija del mismísimo Al Gore, que se decantó por Ronda entre otros posibles destinos, no puede quedar condenada al ostracismo por la maniquea y simple visión política que está viniendo a reducir cualquier decisión a si ésta es al fin deficitaria. La vida política requiere valor y decisiones.
