En el Virgen de la Cabeza, la planta baja se anegó y no hubo clases para infantil y Educación Especial. En los institutos, los alumnos de otros pueblos adelantaron su marcha de Ronda ante las malas previsiones
Las clases fueron suspendidas ayer en varios centros educativos de Ronda, en algunos a causa de los directos efectos del tiempo y, en otros, debido a una circular de Educación que permitía suspender las clases en toda la provincia y que provocó momentos de caos en muchos centros. Tanto es así que algunos padres y profesores no escondieron su malestar al entender que la delegación provincial de Educación obligaba a suspender las clases; la Junta explicó después que, nada más lejos de la realidad, sólo permitió que en aquellos centros afectados tal extremo pudiera llevarse a cabo: “En torno a las 10 Educación nos comunicó oficialmente que podíamos suspender las clases”, explicó José Evaristo Jiménez, director del colegio Virgen de la Cabeza, en la Dehesa. En su caso, sin embargo, la suspensión de clases en infantil y también en Educación Especial estuvo más que justificada, al haberse inundado la planta baja del centro “por un sumidero que hay en uno de los patios interiores del centro y que no ha sido capaz de soportar tanta agua”, explicó el director. Las clases, sin embargo, se desarrollaron con normalidad para el resto de alumnos del centro, con excepción de los pequeños de la zona de El Chantre que acuden a estudiar a este centro rondeño y que, ante las alertas por lluvias, decidieron volver a casa en torno a las 12 del mediodía. A esa hora, los autobuses se congregaban en torno a la zona de los institutos para “evacuar” de Ronda a los alumnos del resto de pueblos de la comarca que estudian en la ciudad, ante las alertas activadas.
En Los Prados no hubo clases por quedar afectado el colegio; tampoco en Algatocín, también por inundaciones.
Y en mitad de todo ello, las líneas telefónicas llegaron a colapsarse en los centros ante los cientos de padres que llamaron a cada uno de los colegios e institutos para saber con exactitud si debían o no recoger a sus hijos en un día de mucho caos.