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Ronda

“La sociedad tiene que creer en las personas con discapacidad intelectual”

La Fundación Asprodisis trabaja desde hace más de cuarenta años en la plena integración de las personas con discapacidad en la ciudadanía

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Las personas que trabajan en el obrador junto a Manuel Flecha,

Reunión semanal del equipo directivo de la Fundación.

Asprodisis nace hace más de cuarenta años con una misión muy concreta, conseguir la plena integración de las personas con discapacidad en la ciudadanía.

Sin duda es una Fundación “viva”, explica su gerente, Jacinto Castillo, en la que se intenta “empoderar a las personas con discapacidad para que ellos sean sus propios portavoces y sepan transmitir cuáles son sus necesidades” como la única manera de “visibilizar y que ellos se visibilicen” ante el desconocimiento que hay en la sociedad del mundo de la discapacidad.

Los inicios de la Fundación se remontan al año 1976, cuando un grupo de padres sintió la necesidad de que sus hijos fueran atendidos en centros, ya que en los años 70 las personas con discapacidad intelectual permanecían en sus casas, la mayoría de ellas en edad adulta -entre 20 y 50 años-, y sus familias entendieron que  era importante que recibieran un apoyo durante su ciclo vital.  

La Fundación comenzó su andadura en una iglesia, después, “con el apoyo del Ayuntamiento y de las fuerzas vivas de la ciudad -señala Jacinto Castillo-, consiguió construir un Centro de Día, donde la entidad ha ido ampliando los espacios y los servicios”, hasta lograr la apertura de una Residencia de Adultos, una Residencia de Gravemente Afectados y un Centro Especial de Empleo dedicado al sector servicios, para ofrecerles una oportunidad laboral continuada y donde actualmente trabajan 50 personas, de las cuales, el 80 por ciento tiene discapacidad intelectual.

La entidad presta apoyo a toda la Serranía de Ronda, incluidos algunos pueblos de Cádiz. “Dada la cartera de servicios que tenemos, las familias deciden que sus hijos vengan aquí, o las propias personas con discapacidad deciden que los servicios que se les prestan cubren sus expectativas y solicitan plaza”, la mayoría, concertadas con la Junta de Andalucía, lo que facilita que puedan recibir apoyo en el Centro de Día y en los centros residenciales de Asprodisis.

Actualmente, la Fundación atiende a entre 380 y 400 personas, entre éstas 200 niños.

Conseguir esa plena integración de las personas con discapacidad en la ciudadanía es el fin primordial de la Fundación, y lo hacen desde la edad infantil, desde su nacimiento, con el Centro de Atención Temprana -de 0 a 6 años-, que no es específico para personas con discapacidad intelectual, sino que también atiende a niños prematuros, con poco peso o con otro tipo de problemas.

Los niños con discapacidad intelectual que pasan por Atención Temprana continúan después en el Centro en Marcha, donde se les acompaña en todos los procesos, tanto en la etapa educativa como en la adolescente, y se les da un apoyo específico, dependiendo de las necesidades que tengan tanto ellos como sus familias, hasta que cubran sus expectativas laborales, teniendo en cuenta que tan solo una de cada cinco personas con discapacidad intelectual tiene trabajo.

El papel de los familiares es fundamental, “cuanta más participación haya por parte de las familias, más nos enriquecemos como entidad -explica el gerente-, es una entidad abierta donde todo el mundo tiene participación”.

Asprodisis cuenta con una gran aceptación entre los sectores asociativos, que participan en la actividad de la Fundación mediante convivencias, charlas o talleres como la Alacena del Bienestar, con el objetivo cumplido de visibilizar a las personas con discapacidad -que ejercen de monitores- y mostrar sus capacidades.

Proyectos cumplidos y de futuro

La etapa de pandemia supuso un duro golpe para la Fundación “porque nos encontrábamos en un proceso de transformación de la entidad y tuvimos que volver al modelo anterior, al modelo asistencial en nuestros espacios cerrados”, señala Jacinto Castillo.

Pero esa situación supuso también una oportunidad de trabajar para el futuro, con la concreción de proyectos que hoy son una realidad, como el Centro Ícara, o la futura transformación de la Residencia de Adultos en una villa, “un proyecto inclusivo abierto a toda la sociedad, donde la persona con discapacidad va a tener un proyecto de vida de calidad y de calidez”, apunta.

La idea es transformar los espacios actuales y hacer pequeñas viviendas para que convivan un máximo de cuatro personas “con una cierta similitud y empatía entre ellos”, y convertirlo también en un lugar abierto a la sociedad, con jardines y biblioteca para el disfrute de todos.

El proyecto incluye, además, un Centro de Formación para personas con discapacidad y personas vulnerables.

El Centro Ícara es ya una realidad, “un edificio joven, prometedor y lleno de vida”, donde se investigará sobre la discapacidad intelectual, y donde se ve materializado un proyecto inclusivo, con la apertura del obrador y la cafetería, que además de ofrecer productos elaborados por personas con discapacidad, fomenta el comercio y la agricultura local con la utilización de sus materias primas.  

La Fundación entiende que la sociedad tiene que “creer en las personas con discapacidad intelectual, darles la oportunidad. Es lo que tenemos pendiente en la sociedad, conseguir que las personas con discapacidad consigan su espacio y sean vistas, no con una mirada diferente, sino igual que cualquier ciudadano, con sus errores y sus aciertos”.

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