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Quien a buen árbol se arrima...

La basura no existe

Victoria Rodríguez, comisaria de la VIII Exposición de Arte y Reciclaje- Reciclarte 2020 que puede contemplarse en el Museo Ibero, terminaba su presentación...

Publicado: 29/09/2020 ·
21:34
· Actualizado: 29/09/2020 · 21:34
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Autor

Manuel Ruiz

Manuel Ruiz es biólogo y ocupa el cargo de presidente de la Asociación Ecologista GEA de Jaén

Quien a buen árbol se arrima...

Cuaderno sobre la importancia de ser responsables medioambientalmente y otras cuestiones culturales y patrimoniales de Jaén

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Victoria Rodríguez, comisaria de la VIII Exposición de Arte y Reciclaje- Reciclarte 2020 que puede contemplarse en el Museo Ibero, terminaba su presentación el día de la inauguración, con una frase tajante, “la basura no existe”, porque todo puede volver a reutilizarse como demuestran las veintiséis obras de Reciclarte.

Esta afirmación encierra un contenido que requiere una reflexión más pausada. Ciertamente, la basura como concepto no existe en la Naturaleza, porque todo entra en la permanente economía circular de los ecosistemas, los detritos, los cuerpos muertos, los desechos de un organismo son la garantía de futuro de otros. Este mismo esquema ha guiado la vida cotidiana y la estructura de la economía doméstica de las sociedades tradicionales, todo se aprovechaba para un sinfín de usos y destinos.

Sin embargo, en el albor de nuestra economía de consumo basada en el crecimiento ilimitado, surge el concepto de basura, de lo inservible, lo que debe ser apartado y sustituido por otro. El despilfarro, corazón de nuestro modo de vida, necesita de la existencia de la basura. Y así, hace un siglo surgía la idea de la producción de bienes de consumo con obsolescencia programada, con una fecha predeterminada para convertirse en basura.

La basura como concepto se ha aplicado a todo, a objetos, lugares, sueños, metas, personas, ideas. Forma parte de las reglas de juego de la sociedad actual. Ayer fue el Día de Concienciación sobre el Desperdicio de Alimentos y se evidenció una vez más que despilfarramos comida. Despilfarramos dolor y sufrimiento, sin aprovechar la experiencia que nos reporta ni el sentido que nos indica. Despilfarramos el tiempo, despilfarramos las relaciones con los demás, despilfarramos lo que compramos y aún la Naturaleza entera, porque creemos que la basura existe.

Pero si regresamos a la idea original de que nada es inservible en sí mismo de forma definitiva, podríamos establecer un paralelismo con nuestras propias experiencias vitales, ninguna es inútil en sí misma, aún cuando deje un reguero de dolor o tristeza, porque todo proporciona experiencia, todo proporciona respuestas y contribuye a encontrar un sentido. Hace falta imaginación, determinación y discernimiento para buscar otra oportunidad a lo momentáneamente inservible y para encontrar el aspecto positivo a todo lo que nos complica y ensombrece la vida.

Por ahora no podemos aspirar a eliminar por completo el concepto de basura de nuestras vidas, hay demasiados ciclos rotos. Pero al menos intentemos aprovechar al máximo las cosas, las oportunidades y las vivencias, y cuando alguna de ellas llegue a un final aparente, busquémosle una segunda vida o destilemos una experiencia que nos permita vivir más con menos.

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