Los 'Diarios de la revolución y de la guerra' de Carlos González Posada, letrado de las Cortes que fue secretario del líder socialista Julián Besteiro, han sido publicados por la editorial Comares, de Granada, tras haber sido hallados casualmente setenta años después de ser escritos.
El valor de estos diarios es "su frescura" y el testimonio de González Posada sobre los acontecimientos que vivió en primera persona y en ambos bandos durante la Guerra Civil española, según el responsable de la edición de los mismos, Miguel Ángel del Arco.
Este profesor de la Universidad de Granada será uno de los encargados de la presentación el lunes 28 de marzo en Madrid de los "Diarios de la revolución y de la guerra", que tendrá lugar en la Fundación Ortega-Marañón, junto a su presidente, José Varela Ortega; el periodista Tom Burns Marañón; y el nieto de González Posada Carlos Oppé.
Fue precisamente Oppé quien encontró los cuadernos con los diarios de su abuelo en Londres en 2006, ya que su madre, que se marchó a la capital británica tras el fallecimiento de González Posada en 1949, se llevó su escritorio con los papeles que contenía, aunque jamás le habló de ellos, según ha precisado Del Arco a EFE.
Carlos González Posada (Oviedo 1890-Madrid 1949) fue hijo del gran jurista Adolfo González Posada y Biesca, en quien Niceto Alcalá Zamora pensó como presidente de la Segunda República, y recibió una educación "excepcional", primero en la Institución Libre de Enseñanza, y luego en la Junta de Ampliación de Estudios, en Alemania, de donde regresó al estallar la Primera Guerra Mundial.
Fue funcionario del Instituto Nacional de Previsión y Letrado de las Cortes -Francisco Ayala, compañero suyo en este menester, le cita en sus memorias-, funciones que en la época podían simultanearse, y si Besterio lo eligió como secretario fue, precisamente, por su condición de miembro de la Administración.
Desde esa posición privilegiada, Carlos González Posada asistió a las Cortes Constituyentes, a todo el periodo republicano y, finalmente, al declararse la Guerra Civil, decidió comenzar estos diarios que ahora se publican en un volumen de poco más de trescientas páginas.
Especialista en Historia Contemporánea, Del Arco destaca el valor de estos diarios, además de por su "frescura", por que están escritos en las dos zonas de la guerra, ya que González Posada viajó desde Valencia a San Juan de Luz (Francia) en enero de 1937 con la excusa de visitar a su familia y con la intención de pasarse a la zona nacional, lo que hizo en enero de 1938.
El tercer cuaderno de los diarios, que inicia con su llegada a la zona franquista, comienza con un "Viva España", si bien González Posada no tardaría en caer en el desencanto al comprobar que allí también había paseos y ejecuciones, explica Del Arco.
El interés de los diarios, según su editor, está también en que González Posada conservara lo escrito en zona republicana, donde vivió los primeros meses de la contienda, cuyo desarrollo, en Madrid, no dudó en considerar como una "revolución".
También en que "muestran el día a día de un personaje inteligente, y su evolución a medida que avanza la guerra", desde un republicanismo moderado, que podría adscribirse, según Del Arco, a la denominada "tercera España", hasta posiciones más conservadoras y un desánimo final que, desde un "exilio interior" -expresión que él mismo utiliza en su diario para denominar su situación- le hace pensar hasta en el suicidio.
Carlos González Posada "acaba abrazando la idea de orden, por encima de todo, y considerando que teniendo orden se pueden conseguir muchas cosas más", asegura el editor.
"No son de su agrado ni la España roja ni la España blanca", según Del Arco, quien ha llegado a comparar el valor testimonial y literario de estos diarios con los del diplomático chileno Carlos Morla Lynch, si bien, aclara, este último se circunscribe al Madrid sitiado y además no es español.