Este diciembre se cumple el bicentenario de ese hecho histórico, cuando Sevilla se convirtió en capital de la España libre por la ocupación napoleónica de Madrid, algo que Moreno Alonso, profesor de la Universidad de Sevilla, considera un hecho más determinante para la nueva España que las Cortes de Cádiz de 1812.
El nacimiento de una nación será el título del libro que Moreno Alonso publicará en breve y en el que desarrolla esta tesis, sustentada en fuentes históricas que revelan la importancia del gobierno nacional en Sevilla en el carpetazo al Antiguo Régimen.
“Nadie pone en duda hoy que 1808 es para España lo que 1789 fue para Francia; de la misma manera que tampoco se discute que ambas revoluciones dieron un giro decisivo al término nación; hasta tal punto que, a partir de entonces, la nación ocupará el lugar de legitimación que antes correspondía al monarca”, dijo Alonso.
“De tal forma que la soberanía de la nación sustituirá a la voluntad de los reyes y a la soberanía dinástica” y, para este paso, “era necesaria una conmoción popular de gran intensidad, inexistente hasta entonces en el sistema del Antiguo Régimen, para que abstracciones como la nación o la soberanía nacional se adueñaran del aparato estatal”.
Para explicar la obsesión de aquellos hombres por construir una nueva nación, el profesor recordó las palabras “del prócer inglés lord Holland (protector del exilio liberal) a su amigo Jovellanos (julio 1809): “La grande, tal vez la mayor desgracia de España, está en las desavenencias que existen entre provincia y provincia”.
“El nacimiento de la nueva nación, que fue la obsesión principal de la generación de 1808, y, a la postre, su gran legado, se hizo realidad, por sorprendente que pueda parecer decirlo ahora, en Sevilla” y “en modo alguno en el Cádiz de las Cortes”, según señaló el historiador.