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Provincia de Cádiz

Crónica histórica de las epidemias en Cádiz

Aunque la primera noticia de una plaga es del 418 a. C, la historia documenta infecciones descontroladas en Cádiz desde mediados del siglo XIV

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  • La importancia histórica del puerto de Cádiz ha estado ligada a la expansión de numerosas epidemias. -

Las epidemias han azotado al ser humano desde sus orígenes. En Cádiz, mucho. La primera noticia de una de ellas en la zona en la que se asienta la ciudad actual es del año 418 a. C, explica Francisco Glicerio Conde Mora, profesor universitario de enfermería Salus Infirmorum, adscrito a la Universidad de Cádiz, y teniente reservista, quien cita a Guillermo Castán Lanaspa y su libro La construcción de la idea de la peste negra (1348-1350) para referirse a la catástrofe demográfica causada en aquel periodo por la enfermedad: “La peste despobló Málaga, Antequera, Cádiz”. Entre el 40 y el 60% de la población pereció por la pandemia.

Las noticias de las primeras cuarentenas corresponden, no obstante, a la segunda mitad del siglo XV, cuando una nave veneciana apestada buscó refugio en el islote donde se halla el actual castillo de San Sebastián. Fueron atendidos por los gaditanos y, en gratitud, una vez concluido el confinamiento, los marinos restauraron la torre que se usaba como faro, edificando también una ermita en la que pusieron las armas de la Serenísima República de Venecia, el León de San Marcos.

La peste “molestó esta isla”, en palabras de Fray Jerónimo de la Concepción, en 1507, 1582 y 1601, año en el que la ciudad de Cádiz cerró sus puertas para evitar la expansión de la epidemia, explica Glicerio Conde Mora, y tal y como recoge la profesora María Dolores Vaca. Producida por la bacteria Yersinia pestis, el contagio se producía por la picadura de pulgas infectadas que habitan en roedores, provocando fiebre, vómitos, dolor de cabeza e inflamación de los ganglios linfáticos.


Los galenos entonces, explica Glicerio Conde Mora, “pensaban que la peste era debida a la corrupción del aire, los cuerpos no enterrados y los vapores producidos porla falta de limpieza”. El tratamiento que se recomendaba era una buena dieta, descanso y reubicación a un ambiente no infectado para que el individuo pudiera tener acceso al aire limpio.

“Ciertamente, estas medidas ayudaron, pero no por las razones que los médicos creían; funcionaban debido a que se recomendaba alejarse de lugares insalubres, y que la gente huía de las ratas que albergaban las pulgas que propagaban la infección”, aclara.

La gran concentración de efectivos para la campaña contra Francia, en plena guerra de los Treinta Años, provocó un nuevo brote en 1635; y, entre 1678 y 1681 Cádiz registró otra epidemia durante la que el Nazareno, según la leyenda, visitó todos los hospitales de la ciudad para que cesara el sufrimiento y por lo que fue nombrado regidor perpetuo.

De este episodio da cuenta Manuel Bustos, catedrático de Historia Moderna de la Universidad de Cádiz, quien detalla igualmente que en 1648, se registraron hasta 60.000 muertes en Sevilla por la enfermedad, procedente del Norte de África. “Cádiz no debió de verse menos afectada”, añade, con 12.000 víctimas.

En el siglo XVIII, relata, el paréntesis que introduce la Guerra de Sucesión al trono de España en la casi totalidad de las dos décadas iniciales de dicho siglo, hará que la población detenga, primero su crecimiento, y luego caiga hasta un 5%, no solo por los efectos del conflicto bélico, sino también por otra nueva epidemia. En 1793, la Armada Española creó extramuros de Cádiz el Real Hospital de la Segunda Aguada “para atender a los afectados en la ciudad por el cólera morbo”.

La ciudad sufrió el bloqueo marítimo británico a partir de 1796 y, en esas, volvió a padecer el azote de la enfermedad en 1800 con unos 7.387 muertos estimados. No sería, hasta hoy, la última vez en este siglo ni en el siguiente, con más de 300 fallecidos por la mal denominada gripe española en 1918.

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