Las suspensiones del Belén Viviente de Arcos y de Juvelandia 2021 por parte del Ayuntamiento y la Diputación Provincial de Cádiz, respectivamente, por “precaución” ante el incremento de los contagios en las últimas semanas ha levantado críticas de voces que se preguntan por qué, sin embargo, se mantienen otro tipo de celebraciones e, incluso se preparan las cabalgatas de Reyes Magos sin más limitaciones que unas recomendaciones de la Junta de Andalucía para que las carrozas discurran por avenidas amplias en la medida de lo posible.
“Es difícil comprender los motivos que llevan a tomar unas decisiones u otras”, reconoce Rafael Martínez, presidente de la Sociedad Andaluza de Medicina Preventiva, quien considera que “no hay necesidad de ser alarmistas en este momento”. De hecho, con la tasa de incidencia en Andalucía (174,3 casos por cada 100.000 habitantes), y la presión hospitalaria, con 427 hospitalizados en la región, “llegar a suspender celebraciones no es razonable”, salvo que no se puedan garantizar las medidas de seguridad, como en el caso, por ejemplo, del Carnaval de Cádiz, cuya participación en las calles de la ciudad es multitudinaria y, por lo tanto, incontrolable.
“Hay que aplicar medidas de control en aforo, asegurar que se está haciendo un buen uso de la mascarilla, establecer circuitos de entrada y salida de las instalaciones, sean cerradas o al aire libre y, en cualquier caso, mantener las distancias”, remarca. Y aconseja, asimismo, evitar espacios concurridos y que no tengan ventilación y, en cualquier caso, “ser prudentes”.
Porque, pese a que los datos epidemiológicos no son tan graves como en anteriores olas, Martínez reconoce que “hay incertidumbre”, no solo por la nueva variante, sino por la situación que atraviesan países del entorno como Portugal, y la propia experiencia. “Cada vez que hemos hecho predicciones, nos equivocamos”, añade.