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Patio de monipodio

Injusticia con el pasado

Tardío, pero imparable. El invento de un ingeniero sevillano, demostró más que sobradamente su utilidad y su posibilidad de uso...

Publicado: 18/10/2024 ·
09:12
· Actualizado: 18/10/2024 · 09:12
  • Petróleo. -
Autor

Rafael Sanmartín

Rafael Sanmartín es periodista y escritor. Estudios de periodismo, filosofía, historia y márketing. Trabajos en prensa, radio y TV

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Con su amplia experiencia como periodista, escritor y conferenciante, el autor expone sus puntos de vista de la actualidad

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Tardío, pero imparable. El invento de un ingeniero sevillano, demostró más que sobradamente su utilidad y su posibilidad de uso. Se trataba de un pequeño aparato para separar el oxígeno del hidrógeno, y debidamente instalado en el motor del coche,  enviaba el primero a la atmósfera, con lo cual la limpiaba lejos de viciarla como hacen todos los motores de combustión y el hidrógeno hacía exactamente el mismo trabajo que la gasolina, pero mucho más limpio en todos los aspectos: Sin contaminar, sin ensuciar, incluso permitía mayor duración al motor al trabajar más limpiamente. El primer coche en que su inventor lo instaló, un R-8, vino desde Barcelona a Sevilla mantenido tan sólo con agua del grifo, según testigos. Y luego estuvo tres días seguidos en marcha a la vista del público, en el Hall del antiguo Hotel “Luz Sevilla”, situado en calle Martín Villa, en el edificio lateral de “El Monte”.

Pronto se levantaron voces asegurando que era imposible, que era un fraude, crítica asumida por muchos de quienes no se habían querido molestar en acudir a verlo funcionar. La revista “autopista” le dedicó una página entera con un texto muy corto en que trataba de fraude, aunque en vez de razonarlo. Con algún dato o explicación, la página sólo contenía fórmulas químicas, con las que tal vez consiguieran convencer a quienes ya estaban convencidos.

Los más convencidos y menos convincentes, como es natural, eran las empresas relacionadas con el tratamiento del petróleo, tan poderosas como para poder arbitrar una campaña de gran calado contra algo que había demostrado su utilidad y su veracidad, con la cual, y se ignora qué más, obtuvieron el rechazo generalizado al invento. El inventor murió sin poder ver su invento en marcha. Todos se negaban a poner en marcha su fabricación en serie. Años después se supo que la Universidad de Córdoba estaba investigando para volver a poner en marcha un método parecido. De eso no se ha vuelto a saber nada más, pero sí que la UE está invirtiendo miles de millones en empresas que supuestamente investigan en algo ya existente y comprobado. ¿Ese es nuestro futuro? ¿Ese es el destino de Andalucía? ¿Nunca se nos va a permitir despegar y siempre con métodos sucios?

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