El Reino Unido ha comunicado este miércoles 494 nuevas muertes confirmadas por COVID-19, hasta un total de 33.186, en la primera jornada en la que los empleados que no pueden teletrabajar han comenzado a retomar su actividad en Inglaterra.
Las imágenes de vagones de metro y autobuses más llenos que hasta ahora, especialmente en Londres, han provocado críticas por la dificultad de mantener la distancia de seguridad entre personas recomendada en el transporte público.
Escocia, Gales e Irlanda del Norte consideran prematura la desescalada, por lo que se han desmarcado de la hoja de ruta del primer ministro británico, Boris Johnson, y continúan recomendando a los trabajadores no esenciales que permanezcan en sus casas.
En un día en el que se informó de 3.242 nuevos contagios en el conjunto del país, el Gobierno asegura que estudia planes para aumentar la capacidad del transporte público a fin de evitar aglomeraciones, al tiempo que urge a los ciudadanos a utilizar el vehículo privado, la bicicleta, o desplazarse a pie al trabajo.
Esa recomendación ha sido puesta en cuestión por la oposición, ante las complicaciones para cumplirla en ciudades como la capital británica, cuya área metropolitana se extiende más de 1.500 kilómetros cuadrados y tiene una población de nueve millones de personas.
El ministro de Transporte, Grant Shapps, ha admitido en una entrevista con la BBC que él mismo no entraría en un autobús o un vagón atestado de gente: "No. La gente debe tratar de evitar eso" y "buscar alternativas", declaró.
El Ejecutivo ha publicado guías para mantener la seguridad en diversos ámbitos laborales, si bien los sindicatos han alertado de que existen zonas grises en esas recomendaciones y en la obligatoriedad de cumplirlas.
"Muchas empresas con buenas intenciones se van a encontrar compitiendo con firmas sin escrúpulos que quieren arrastrar a sus empleados de vuelta antes de que sea seguro hacerlo", afirmó el secretario general del sindicato GMB.
MILLONES DE TRABAJADORES EN RIESGO
La revista científica "The Lancet" publica hoy un estudio que alerta de que millones de trabajadores británicos con patologías previas corren un alto riesgo al regresar al trabajo si no se aplican medidas adecuadas.
Científicos del University College London llaman la atención por el hecho de que las personas con diabetes, problemas respiratorios moderados, cardiovasculares y con obesidad no han sido incluidas en el grupo de riesgo que debe mantenerse aislado en sus domicilios, y por lo tanto, han tenido que regresar al trabajo si no podían desarrollar su actividad de manera telemática.
El Gobierno considera personas de máximo riesgo a un colectivo de unas 2,5 millones de personas, que incluye a inmunodeprimidos, pacientes de cáncer bajo tratamiento, personas con asma severo y embarazadas con problemas cardiovasculares graves, entre otros.
IMPACTO ECONÓMICO
La preocupación por el impacto del confinamiento ha aumentado tras conocerse que la economía británica cayó un 5,8 % en marzo, el mayor descenso en este mes del año desde que comenzaron los actuales registros, en 1997.
Aunque el Gobierno británico no ordenó el confinamiento de la población hasta el 23 de marzo, el PIB del país descendió en el primer trimestre un 2 % respecto al anterior, la peor caída desde la crisis financiera de 2008.
"Es muy probable que el Reino Unido esté afrontando una significativa recesión", admitió el ministro de Economía, Rishi Sunak.
Además de recomendar que los trabajadores de sectores como la construcción y la manufactura regresen a sus puestos, el Gobierno británico ha animado a las agencias inmobiliarias a que vuelvan a abrir sus puertas y permite desde hoy las visitas para alquilar o comprar viviendas en Inglaterra.
INCREMENTO DE MUERTES
El Reino Unido es el país más castigado de Europa por la pandemia según el número de muertos publicado, tras haber superado oficialmente los 33.000 fallecidos.
El número real de víctimas mortales puede ser superior a la cifra que actualiza cada día el Gobierno, que refleja a los muertos confirmados por un test en hospitales, residencias y domicilios.
Según las agencias estadísticas británicas, el número de certificados de defunción que apuntan al coronavirus como posible causa del deceso, aunque no se haya comprobado con un test, superan los 40.000 desde el inicio de la pandemia.
Desde esta semana, el Ejecutivo ha dejado de mostrar en la rueda de prensa diaria para informar sobre la lucha contra el virus un gráfico comparativo con el resto de países del mundo que había exhibido hasta ahora.
Un portavoz oficial de Downing Street, despacho del primer ministro, explicó que en las últimas semanas "una amplia variedad de expertos han subrayado las dificultades para hacer ese tipo de comparaciones".
Según los datos del Gobierno británico, 11.327 personas continúan hospitalizadas en el Reino Unido por COVID-19, un 15 % menos respecto a la semana pasada.