Scotland Yard, que calcula que existen unas 190 bandas en Londres, ha arrestado a más de 1.800 personas en relación al fenómeno desde febrero
Las autoridades de la capital británica y el Gobierno buscan soluciones para frenar la oleada de violencia que en lo que va de año ha causado la muerte de 119 personas en Londres, de ellas un tercio jóvenes de entre 16 y 24 años.
Aumentar los recursos de la policía, mitigar la pobreza y la exclusión social que alimentan el fenómeno de las bandas adolescentes, y controlar la música y los vídeos que glorifican la violencia en las redes sociales están entre las medidas que manejan las instituciones.
Scotland Yard, que calcula que existen unas 190 bandas en Londres, ha arrestado a más de 1.800 personas en relación al fenómeno desde febrero, cuando puso en marcha un grupo dedicado en exclusiva a lidiar con la violencia callejera.
Los 272 agentes encargados de combatir a las bandas se han incautado desde entonces de más de 400 cuchillos y 160 armas de fuego.
La preocupación ha aumentado después de que a principios de noviembre murieran cinco personas acuchilladas en el sur de la capital británica en el espacio de unos pocos días.
Entre las víctimas, Jay Hughes, de 15 años, fue acuchillado frente a un restaurante de pollo frito en el distrito de Lewisham; Malcolm Mide-Madariola, de 17, fue apuñalado a las puertas de la estación de metro de Clapham South, y John Ogunjobi, de 16, murió cuando salía de cenar de casa de un amigo en el barrio de Lambeth.
El número de agentes de policía en Inglaterra y Gales ha descendido desde cerca de 140.000 en 2010 a en torno a 120.000 este año, un recorte del 14 % al que la oposición laborista atribuye parte de la culpa del aumento de los crímenes.
El ministro de Interior, el conservador Sajid Javid, ha asegurado que mantiene contactos con el departamento de Economía para tratar de aumentar los recursos que el Estado dedica a la policía, si bien ha subrayado que la solución a la violencia debe incluir programas que eviten que los jóvenes caigan seducidos por las bandas urbanas.
El alcalde de Londres, el laborista Sadiq Khan, coincide en la necesidad de trazar un plan a largo plazo que involucre a las autoridades sanitarias, las educativas y los servicios sociales.
Khan se inspira en la estrategia que puso en práctica hace más de una década la ciudad escocesa de Glasgow, que abordó por primera vez los crímenes con cuchillo como un problema de salud pública, además de como un asunto policial.
Glasgow era a principios de los 2000 una de las ciudades europeas con mayor tasa de homicidios. Entre 2006 y 2011, 15 niños y adolescentes murieron acuchillados, pero entre 2011 y 2016 no murió ninguno.
El alcalde de Londres quiere emular el éxito del plan escocés en la capital británica, si bien admite que ver cambios significativos en las estadísticas criminales puede llevar al menos diez años.
"Esto nos va a llevar un tiempo. El motivo es que hemos aprendido las lecciones de lugares como Glasgow, donde les costó revertir la situación", ha explicado Khan.
Este año, Londres ha invertido 1,4 millones de libras (1,6 millones de euros) en contratar a trabajadores sociales para que estén en las urgencias de diversos hospitales de la ciudad y traten de alejar de la violencia a jóvenes heridos en incidentes con cuchillos.
Ha dedicado asimismo 2 millones de libras (2,3 millones de euros) a programas para ayudar a buscar empleo y mejorar su educación a jóvenes involucrados en bandas violentas o en riesgo de ser captados por ellas.
También ha puesto en marcha un programa para ayudar a las escuelas a tomar medidas contra la violencia y a que asesoren de forma adecuada a los estudiantes y sus familias.
Al mismo tiempo, la policía metropolitana de Londres mantiene contacto regular con plataformas digitales como YouTube para que borren contenidos que ensalzan la violencia y la hacen atractiva para los jóvenes.
En el centro de esa campaña está un género musical conocido como "drill", un tipo de hip hop nacido en Chicago (Estados Unidos) cada vez más popular en el Reino Unido.
Scotland Yard monitoriza desde hace meses los vídeos musicales en los que los protagonistas lanzan amenazas directas contra personas y cuyas letras giran en torno al uso de pistolas, cuchillos y asesinatos.