Según los rebeldes, los mediadores rusos garantizarán que las fuerzas leales al presidente Bachar al Asad no entrarán en los pueblos y localidades de Deraa
Miles de civiles han regresado a sus hogares en la provincia siria de Deraa (sur), después de que haya cesado la violencia gracias a un acuerdo alcanzado ayer entre las facciones opositoras y los mediadores rusos, tras dos semanas y media de ofensiva del ejército contra los rebeldes.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos informó de que miles de personas volvieron a sus casas en las pasadas 24 horas, desde la entrada en vigor de un alto el fuego entre las fuerzas de Damasco y las facciones, en las localidades que no fueron tomadas por las tropas gubernamentales.
Mientras, la ONG señaló que miles de familias temen regresar a las poblaciones que están controladas por el ejército y sus aliados, por miedo a posibles represalias.
También informó de que en la localidad de Saida, en el sur de Deraa y conquistada esta semana por las fuerzas gubernamentales, estas llevan a cabo incursiones y columnas de humo se elevan sobre la población como resultado del incendio de propiedades de los residentes y de las sedes de las facciones.
El Observatorio destacó que reina la calma en toda la provincia, después de días de intensos ataques aéreos, de artillería y con misiles del ejército y de la aviación rusa, que se detuvieron ayer tras la firma del pacto.
Por su parte, la sala central de operaciones del Ejército Libre Sirio (ELS) en el sur del país dijo en un comunicado que el acuerdo es "imprescindible para poner fin al derramamiento de sangre" y para proteger a los civiles "de la matanza y del desplazamiento".
Según los rebeldes, los mediadores rusos garantizarán que las fuerzas leales al presidente Bachar al Asad no entrarán en los pueblos y localidades de Deraa, donde está previsto que se despliegue la policía militar rusa.
También se comprometieron a que puedan empezar a regresar los desplazados, así como las instituciones civiles para administrar los asuntos de los ciudadanos, además de reabrir las carreteras para el movimiento de personas y mercancías.
Según el ELS, los combatientes entregarán las armas pesadas y medianas de forma gradual, a condición de que las fuerzas gubernamentales se retiren a las zonas donde se encontraban antes del comienzo de la ofensiva el pasado 19 de junio.
En este periodo, más de 300.000 personas se han visto desplazadas por los combates y 159 han fallecido, según el Observatorio.