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Sao Paulo y Río de Janeiro también bajarán el precio del transporte público

Haddad se ha pronunciado también sobre los disturbios que se produjeron en la manifestación de ayer, cuando grupos de encapuchados intentaron asaltar la sede del Ayuntamiento y el Teatro Municipal, calificándolos de "atrocidades"

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  • Protestas. -

Sao Paulo y Río de Janeiro han anunciado este miércoles que reducirán los precios del transporte público, como ya han hecho otras 11 ciudades brasileñas, a causa de la ola de protestas que ha recorrido el país sudamericano estos días.

   En una rueda de prensa celebrada en el Palacio dos Bandeirantes, el gobernador y el alcalde de Sao Paulo, Fernando Haddad y Geraldo Alckmin, respectivamente, han indicado que los precios del metro, los autobuses y los trenes volverán a 3 reales, cancelando así la subida de 0,20.

   Haddad se ha pronunciado también sobre los disturbios que se produjeron en la manifestación de ayer, cuando grupos de encapuchados intentaron asaltar la sede del Ayuntamiento y el Teatro Municipal, calificándolos de "atrocidades".

   "Pienso que gestos como estos no contribuyen al desarrollo de la ciudad. Fue una atrocidad contra la ciudad", ha dicho, en declaraciones recogidas por el diario O'Globo.

   En la misma línea, el alcalde de Río de Janeiro, Eduardo Paes, ha anunciado que la tarifa del transporte público va a pasar de 2,95 a 2,75 reales.

   Sao Paulo y Río de Janeiro han cedido al clamor popular, a pesar de que ayer seguían defendiendo la proporcionalidad de los precios del transporte público y advirtieron de que una bajada tendría consecuencias sobre otras partidas, como sanidad y educación.

   Las movilizaciones comenzaron hace diez días de forma pacífica en Sao Paulo por la subida del precio del transporte público de 3 a 3,20 reales, pero se tornaron violentas el pasado viernes, a causa de la represión de la Policía Militar.

   Desde entonces, miles de personas han tomado las calles de las principales ciudades para protestar, ya no solo por estas tarifas, sino también por los efectos sobre la Hacienda Pública de la Copa Confederaciones, el Mundial de Fútbol de 2014 y las Olimpiadas de 2016.

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