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Motor

Un comercial de uso cotidiano

Uno de los segmentos del mercado con mayor evolución es el de los vehículos comerciales. Un buen ejemplo es el Caddy, con nuevo diseño y nuevas formas bien marcadas, que gana en elegancia y matiza mucho más su naturaleza de vehículo comercial ligero adaptado al uso cotidiano.

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  • Volkswagen Caddy. -

Uno de los segmentos del mercado que mayor evolución está mostrando es el de los vehículos comerciales. Un buen ejemplo es el Caddy de Volkswagen, con nuevo diseño y  nuevas formas bien marcadas, que gana en elegancia y matiza mucho más su naturaleza de vehículo comercial ligero adaptado al uso cotidiano y a las actividades de ocio. Este Caddy se desmarca del resto de sus competidores y no lo hace únicamente en uno o dos frentes, porque son numerosas las diferencias que marcan las distancias.
El nuevo Caddy, que Volkswagen considera la cuarta generación -aunque la plataforma no ha cambiado-, nos muestra la precisión del nuevo diseño de la marca, con nuevas formas bien marcadas, frente a las redondeadas de la generación anterior.
En este caso estamos ante el Caddy de cinco plazas, el más corto de la familia, ya que la gama se completa con la carrocería Maxi. La de cinco plazas mide 4,40 metros y la Maxi 4,88 metros. En ambos casos se puede optar a una configuración de siete asientos.
A falta de una toma de contacto con la Caddy Maxi, la corta es, sobre el papel, la opción más equilibrada, al menos desde el punto de vista dinámico.
En esta parcela, la dinámica, el Caddy sorprende teniendo en cuenta que el tren trasero tiene una configuración habitual entre los vehículos comerciales, pero opuesta a lo que se estila en una berlina.
En línea recta exhibe una buena postura. No en vano el esquema de suspensión tiene el ajuste necesario para soportar con garantías de seguridad la velocidad máxima posible en esta versión, que es de 200 km/h.
Por lo demás, el conductor va a tener la sensación de ir a bordo en un Golf, en el que están inspirados muchos de sus elementos.
Este Caddy, a diferencia de la sobriedad observada en las versiones más comerciales, exhibe esmero en los acabados interiores, pero también un aspecto exterior más depurado.
Los detalles son numerosos para establecer las diferencias entre el vehículo de trabajo puro y este "monovolumen". Las llantas y la iluminación LED son algunos de los detalles que distinguen al Caddy turístico.
La versión probada es de siete plazas, con ellas plegadas en los laterales de la carrocería, una posición que merma espacio al gigantesco maletero del Caddy, pero no tanto como si estuvieran en el sentido de la marcha, a no ser que fueran escamoteables.
La versión probada es la Comfortline, la máxima posible, y ello supone que ofrece, adicionalmente, parachoques y molduras de protección laterales pintadas en el color de la carrocería, así como perfiles de la parrilla en cromo e intermitentes laterales con biseles niquelados.
En comparación con la Trendline, la versión inferior, la Comfortline ofrece detalles adicionales en el exterior, como las barras longitudinales del techo en color negro, llantas de aleación ligera de 16 pulgadas, sensor de aparcamiento trasero, faros H7, así como ventanillas laterales y luneta trasera oscurecidas, a partir del pilar B.
Esto en lo cosmético o lo funcional. En el equipamiento tecnológico, especialmente en lo que se refiere a la seguridad y dentro de ella a las asistencia a la conducción, las diferencias respecto a una berlina son inexistentes.
En el catálogo de medidas está el Front Assist, un sistema que reconoce por radar las distancias críticas al vehículo que circula por delante del Caddy, contribuyendo a reducir la distancia de frenado.
El sistema ACC puede frenar el automóvil, por ejemplo, en caravana o situaciones de tráfico denso hasta detenerlo completamente y, dependiendo de la situación, el ACC pone nuevamente en movimiento el vehículo de forma autónoma cuando ha pasado un intervalo de tiempo determinado.
Un punto relevante en la versión probada es la motorización. Estamos ante la última evolución del motor 2.0 TDI, en principio no afectado por el llamado "dieselgate", de modo que esta nueva edición del propulsor es más eficiente y reduce el consumo y las emisiones de manera notable respecto a sus antecesores.
Es 2.0 TDI es especialmente relevante en este caso porque es uno de los elementos diferenciadores que sitúa al Caddy como la referencia del segmento, en la cúspide, con sus 150 caballos de potencia, sin competidores en el nutrido mercado de los vehículos comerciales ligeros.
Ni tiene motor equivalente ni prestaciones semejantes, ya que este Caddy, a un palmo de los turismos familiares, entrega un par máximo de 340 Nm disponible a partir de 1.750 rpm, un valor que contribuye a lograr una aceleración de 0 a 100 km/h de 9,2 segundos y lograr una velocidad máxima de 200 km/h.
En este caso, el motor está gobernado por la transmisión de doble embrague DSG de seis relaciones, una nota más de distinción, aunque en el segmento ya empieza a aparecer la opción de la caja automática. Uno de los logros de la marca con estos nuevos motores es su integración en los nuevos modelos, ya que han desaparecido  casi totalmente las vibraciones y el sonido se ha sido matizado, a tal punto, que esa aspereza que ha caracterizado al diesel empieza a ser historia.
En el terreno comercial, si el Caddy es todo un éxito de Volkswagen Vehículos Comerciales, esta versión, con toda esa abundancia de argumentos cualitativos y cuantitativos entra en un terreno complicado, porque con su naturaleza trata de constituirse como una alternativa funcional a los turismos familiares, lo cual es doblemente difícil porque el precio exhibido no es precisamente una opción ventajosa.

Y en el terreno de los vehículos comerciales está en la parte más alta del segmento, en una posición privilegiada difícil de entender, en principio, para los compradores de este tipo de vehículos.

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