De la mística de Teresa de Jesús a la de Paramahansa Yogananda, Rafael Álvarez ‘El Brujo’, sigue buscando la comunión con el público y lo hace estrenando en el Teatro Alameda de Málaga ‘Autobiografía de un Yogui’. Y no es que se meta en la piel de este gurú que llegó en 1920 a EE.UU, adonde llevó el kriya yoga, “una técnica de meditación basada en la respiración para conseguir el estado de quietud y calma interior que genera el yoga espiritual, el raja yoga”, según explicó el propio actor, sino que después de leer atentamente sus textos y poner en marcha sus prácticas de meditación, intenta recrearlas sobre las tablas captando la atmósfera del Yogui como hizo con El Quijote o Teresa de Jesús.
Pese a que leyó hace treinta años la obra de Yogananda considera que todavía ve como vigente para mostrar que “el cambio tiene que empezar por uno mismo”. Entre otras cosas, porque señala que sus enseñanzas y sus métodos hacen falta en Occidente tal y como está, para “compensar” esa vida moderna que te lleva a un punto “en que ni respiras”. Por eso señaló que “está claro que hacen falta técnicas, conocimientos y formas de vivir que compensen el desequilibrio que la vida moderna ha adquirido, porque, si no, la civilización se hunde”.
De ahí que aunque en esta ocasión lo hace en menor medida, continúa incluyendo referencias a la actualidad en la representación, como de hecho hizo en la rueda de prensa de presentación del espectáculo al analizar el fenómeno Donald Trump: “Es lo nunca visto, porque nunca se ha visto una cosa tan grosera, alguien tan maleducado e impresentable, que habla de una forma disparatada”, aunque matiza que el hecho es que “le han votado sesenta millones de personas que lo consideran un ídolo y el símbolo de un hombre que ha logrado el éxito y que dice que no ha tenido un fracaso en nada, algo inhumano, porque alguien que no ha fracasado nunca es para temerle”.
‘El Brujo’ cuenta en su espectáculo como para Yogananda el objetivo último era “la comunión o el contacto con la divinidad” pero “en occidente, la palabra dios tiene un significado muy especial tanto para los creyentes como para los no creyentes. Para los creyentes genera sentimiento, respeto, reverencia y devoción, y a los no creyentes les produce alergia y les recuerda a los curas, la represión y un orden moral retrógrado”, según el actor. Mientras, en Oriente “dios es un hecho, una realidad que el yogui puede experimentar o percibir por sí mismo” y el objetivo para el yogui es “la percepción directa de la realidad que es dios o el principio del universo”.
Para descubrirlo hay tres funciones en el Teatro Alameda.