Tres cuartas partes de los andaluces residen en ciudades "bastante" o "muy ruidosas" y algo más de la mitad, el 56 %, reconoce que el ruido les afecta negativamente, según un estudio realizado por la Universidad de Almería (UAL) que se ha presentado este miércoles en Málaga.
El estudio, recogido en el
libro 'La contaminación acústica en las ciudades andaluzas y la incidencia de la COVID-19', subraya que este es un problema de salud pública que debería ser atajado desde las administraciones públicas.
El informe, para el que los investigadores han entrevistado a personas de más de 18 años que residen en ciudades andaluzas de más de 40.000 habitantes y comparan los resultados antes y después del confinamiento, también concluye que la fuente sonora más molesta es el tráfico rodado.
Juan Carlos Checa, profesor de sociología en la UAL y director del estudio junto al catedrático Fernando Fernández, ha explicado que, ante este exceso de contaminación, la principal medida que adoptan los andaluces es el cambio de ventanas, aunque esto no está "al alcance de todos los bolsillos".
En rueda de prensa, Fernando Fernández ha detallado que para llevar a cabo este análisis analizaron los ruidos a través de cómo los perciben los ciudadanos. "Hemos medido
cómo afecta y perjudica el ruido a los ciudadanos. Los sonómetros miden todo por igual, pero las personas, dependiendo de la edad o el género, percibimos diferente el ruido. Por eso también tenemos que analizarlo, y de hecho hemos comprobado que esta forma de medir el ruido no coincide con lo que marcan físicamente los sonómetros", ha añadido el catedrático de Geografía.
El estudio, que ha contado con la colaboración de la Fundación Unicaja, muestra que los
andaluces experimentaron una "gran diferencia" en las molestias por ruido antes y después del confinamiento, cuando bajaron muchos los indicadores de contaminación acústica.
El papel de los partidos
Otra de las autoras del estudio, Rosa María Mañas, ha detallado que, según sus investigaciones, los
partidos políticos no tienen en sus programas electorales medidas para hacer frente a la contaminación acústica.
En concreto, ni PSOE ni Adelante Andalucía propusieron ninguna medida en las pasadas elecciones, mientras que el PP sugirió la colocación de unas pantallas antirruido en una carretera, pero, al no hacer mención a la contaminación, entienden que los populares lo consideran "un problema puntual" de ese lugar, pero no una cuestión estructural que afecta a toda la población.
De hecho,
casi la mitad de la población andaluza considera que este asunto no está en la agenda política. Un ejemplo de esta "falta de interés" por parte de las administraciones es, como ha apuntado Fernández, la desaparición de los grupos coordinados de agentes que antes patrullaban diariamente las ciudades para detener o confiscar vehículos u otros elementos que superaran el número de decibelios permitidos.
Como posibles soluciones a la contaminación acústica, los expertos proponen crear una red de relaciones competenciales entre las administraciones y la policía local para vigilancia del ruido; establecer figuras profesionales que se encarguen de ello; renovar la flota de autobuses para que sean eléctricos; peatonalizar centros históricos y sumarse a proyectos y estudios para la lucha contra el ruido.
Este trabajo de investigación supone la
continuación de un estudio anterior recogido en la publicación 'La contaminación acústica en Andalucía', editada por el servicio de publicaciones de la Fundación Unicaja en 2011, y tiene entre sus objetivos sentar las bases para la intervención de uno de los factores ambientales que provoca más problemas de salud, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La
Fundación Unicaja ha informado de que el apoyo a este proyecto responde a su compromiso con la investigación y la protección de la salud y el medio ambiente, a través del respaldo a iniciativas que visibilizan los efectos nocivos de la contaminación acústica y que contribuyen al desarrollo de una sociedad más respetuosa en este campo.