Los
disturbios que hubo antes y después del partido que enfrentó a Málaga CF y UD Ibiza siguen trayendo cola. El descenso matemático de los blanquiazules una semana antes provocó el
enfado multitudinario de la afición que, en su gran mayoría, acudió a La Rosaleda aquel día para mostrar su indignación con el fracaso de proyecto perpetrado.
En un primer momento, hubo varios detenidos por ir más allá de la simple
protesta y provocar disturbios en la vía pública. El total de detenidos por la Policía Nacional ascendió hasta 13. Este lunes, según informaron desde las propias Fuerzas de Seguridad del Estado, se ha arrestado a otros cinco sospechosos de estos actos. Concretamente, se les acusa de
desórdenes públicos, daños y atentado contra agentes de la autoridad.
Supuestamente, los sospechosos estarían tras las
barricadas del pasado 27 de mayo, junto al estadio de La Rosaleda, en las que se produjo el
volcado de
contenedores y el
incendio de uno de ellos y el vuelco de una motocicleta de la Policía Local, entre otros incidentes.
La Brigada Provincial de Información en Málaga abrió una
investigación, en el marco de la denominada
operación “Pescador”, al fin de identificar y detener a los responsables de los altercados.
Estos altercados provocaron que los jugadores y directivos malaguistas
no pudieran salir del estadio hasta una hora después de la finalización del partido. Los aficionados ultras tendrían la intención de cortar la única vía de salida por carretera desde el parking interior del estadio a la avenida de La Palmilla, y así impedir la marcha del equipo.
Como consecuencia de ello, miembros policiales efectuaron
disparos al aire para disuadir a la masa. Pese a que este asunto ha ido a menos con el paso de las semanas, desde la Policía Nacional que
pueda haber más detenciones en un futuro.