El Málaga es el equipo menos fiable de la Segunda División. No termina de levantar el vuelo. Volvió a cortar las alas el exmalaguista
Borja Bastón, esta vez convirtiendo un penalti muy discutible por manos de Escassi. De ese golpe anímico no se supo regenerar y las siete derrotas en 12 partidos para ser
penúltimos pesan muchísimo.
El fútbol es tan caprichoso que no recompensa al mejor ni perjudica siempre al peor, y dejan de tener sentido los números, quién merece más y quién menos: lo infraordinario decide partidos. El Málaga no encuentra ese camino para que la tostada no caiga alguna vez del lado de la mantequilla.
El famoso topicazo de los “
detalles” existe y se vio más que nunca en los primeros 45 minutos. El Málaga hizo más por anotar el primero y en el último segundo antes del descanso, el golpe lo recibieron ellos. Fue una primera parte de balones divididos y varios guiones dentro del mismo largometraje. A ratos fútbol de toque de los pupilos de Pepe Mel, a veces apurando línea de fondo y otras un compendio de balones al espacio, despejes sin sentido y falta de conexión con los de arriba.
El factor efervescente fue
Cristian, protagonista en la última victoria del Málaga y dueño de las intenciones de verticalidad, desborde y centros. El chaval ya tira los córners y hasta la faltas. Una de ellas casi acaba en gol. Pese a que Rubén Castro probó a Tomeu Nadal en un remate de cabeza al que le faltó potencia, la más clara fue de
Aleix Febas, justo cuando el Málaga andaba más espeso. Un magnífico centro de Javi Jiménez lo cabeceó el ex del Mallorca en lo que inexplicablemente pasó peinando el palo.
Aquello fue el preludio de un penalti no exento de polémica. Era la última jugada de la primera mitad y
un centro de rosca dio en el brazo de Escassi, que por el momento no tiene la capacidad de cortárselo para evitarlo. Posición natural del brazo, aunque algo levantado. El árbitro, Arcediano Monescillo, lo interpretó claramente como
penalti y
Borja Bastón se encargó de adelantar al Oviedo (1-0, min. 45+3). El Var, como recordatorio, no entra cuando son interpretaciones de colegiado. No se revisó.
Tras el descanso, empezó el Málaga falto de fluidez y hasta el minuto 60 no se tuvo cerca el gol por medio de Fran Sol. La artillería, sin recargar. Entraron para refrescar
Issa Fomba y Loren, este último escorado en banda y el primero, como punto de desequilibrio. Más tarde, Ramón y Jozabed fueron la solución para intentar tener más cordura y el control que el Oviedo le había quitado al Málaga. Tampoco sirvió.
Issa Fomba disparó envenenado para intentar el empate, pero el reloj corría demasiado y el equipo de Cervera se ordenó para aguantar el triunfo. La volvió a tener el canterano de Mali, pero la zaga taponó el disparo y nada más pudo hacer un Málaga que no sabe cómo resucitar. Tampoco demuestra saber convencer de que hay mimbres para algo más. Esta mala racha cansa ya a cualquier mortal sobre la faz de la Tierra.