“Me ha cogido desprevenido. Cuando vi el autobús delante de mí lo primero que pensé es que se había despistado”. Son palabras de Pepe, del bar Corredera, justo en frente de la confluencia con la Plaza Esteve, a quien la reapertura de la calle al tráfico rodado le ha cogido por sorpresa. “Creía que se abriría a principios de mes, no me han avisado”, señala. Ahora le parece mentira ver a los coches y al transporte público circulando delante de su terraza, ya libre de valla de la obra. “Han sido seis meses para olvidar, dándonos leñazos al centro. A última hora para hacer lo que han hecho, para ponerse la medalla, lo deberían haber dejado como estaba”, apunta para referirse a la capa de asfalto que Infraestructuras echó hace diez días de cara a las lluvias mientras no llega la resolución judicial del contencioso que mantienen Ayuntamiento y Junta por el adoquinado tras la orden de paralización de los trabajos dictada por esta última.
“Que hubieran echao esa capita de alquitrán antes y hubieran solucionado cerca de seis meses de obra que nos han machacado. Aquí se buscan problemas donde no los hay”, lamenta. En su negocio las ventas han caído un 30%, una cifra que tiene claro que no recuperará con una campaña de Navidad que se presenta más que complicada que nunca por la crisis sanitaria. “La gente cuando veía la acera levantada de delante del bar ni se acercaba siquiera, y ahora tienen mucho miedo”.
No saben qué va a pasar, pero son pesimistas. “Del Ayuntamiento no esperamos nada, solo patadas”, asegura. A pocos metros, en la Farmacia Alonso tampoco contaban con que el tráfico volviera a la zona el viernes. “Me parece mentira; pero que hayan tardado tanto y nos hayan tenido tan fastidiados estos meses...”, lamenta una trabajadora de este negocio, donde han notado “muchísimo” unas obras que, “además de ser chapuceras, no era el momento de hacerlas. Han conseguido arruinar el centro entero”, advierte para referirse al cierre de tiendas pequeñas del entorno del mercado.
Acto seguido, muestra otros daños colaterales como el desnivel que hay en la entrada del parking. En cualquier caso, la obra no está concluida, sino que se ha suspendido provisionalmente mientras se resuelve el contencioso.
En la entrada de la Relojería Poyato, en Corredera, hay dos carteles bastante significativos y contrapuestos que aluden a la situación que está viviendo el centro de Jerez.  “Jerez enamora por su comercio local”, puede leerse en uno de ellos, mientras que el otro, “Junta y Ayuntamiento, estáis matando al centro”, está cargado de reproches y es el que todavía empapela escaparates de los negocios afectados por las obras.
Francisco, su propietario, no piensa quitarlo. Estos meses atrás, advierte, “han sido desastrosos” por el “malestar” de unas obras que han dado lugar a la constitución de la Plataforma de Afectados por las obras de Corredera, que estos días celebra esta reapertura y la “buena voluntad” de Movilidad para reabrir al tráfico rodado este eje y propiciar con ello la vuelta de los autobuses a la parada de Esteve tras haber protagonizado varias acciones de protesta este último mes.
Francisco sí sabía que la calle se reabría el viernes, “siempre se dijo que se abriría para el puente”, precisa, y ahora lo que quiere es que el juzgado se pronuncie cuanto antes. Entre el confinamiento y las obras, la actividad en su relojería ha caído un 25%, pero lo que más pena le da es cómo está el centro de Jerez. “La gente no viene a pasear al centro, que se ha quedado para tiendas de telefonía y ópticas”, explica, mientras observa la nueva imagen de la vía. “Ahora está todo parcheado, pero es verdad que ahora la ves con asfalto y parece una calzada más”, apunta sobre la ausencia del adoquín.
En el tabanco El Pasaje, en la calle Santa María, el cierre ha sido de dos meses, lo suficiente para sufrir también las consecuencias, principalmente por el ruido procedente de la obra, ya que aseguran que tienen una clientela fiel que ha aguantado el tirón y ha sido comprensiva. “Nuestro local es pequeño, tiene dos accesos, (el otro en Mesones). “Lo peor ha sido el ruido del martillo y la obra para nuestros espectáculos flamencos, explica uno de los camareros mientras señala a los parches que hay en la calzada. ¿Tú has visto cómo la han dejado?.
En la tienda infantil La Ormiga Jerez, también en esta calle, tiran la toalla. Abrieron hace justo un año con gran aceptación. Luego vino el confinamiento, la marcha de Zara de la rotonda de Los Casinos y la obra. “En el centro no dan ninguna facilidad para seguir adelante. Ni bajan el precio de los locales ni dan ayudas económicas ni de ningún tipo”, señala. Se van del centro, pero no en Jerez. Se mudan a la zona de Hipercor.