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Jerez

“Frente al diálogo social está el monólogo del gobierno central”

El presidente de la CEC, Javier Sánchez Rojas, aborda en esta entrevista el cambio de gobierno en Andalucía, la subida del SMI y los PGE para 2019

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  • Javier Sánchez Rojas, presidente de la CEC -

¿Los empresarios de la provincia saludan este cambio de gobierno en Andalucía?

—Por lo que percibo, hay mucha expectativa, a ver cómo se conforma el reparto de carteras, qué impronta y golpes de efecto habrá para percibir el cambio. Pero lo que los empresarios pedimos es que las empresas sean el centro de las políticas de desarrollo económico y ocupen un espacio importante. Les deseo suerte, porque la que tengan ellos será la de Andalucía.

 

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¿Qué le parece el acuerdo de PP y Cs? ¿Le convence o rechaza alguna medida?

—No hay nada que me genere rechazo. Son las normales sentadas a la hora de establecer una coalición de intereses. La aritmética no da, y para que dé, Andalucía no se puede parar ni exponerse a nuevas elecciones, porque sería fracaso de todos. Han sido capaces de salvar sus diferencias y es bueno para todos que haya gobierno estable. Que tengan tino ahora. El presidente de la CEA ha pedido también poner normalidad en las cosas, porque después de 36 años se produce un relevo de este tipo y no estamos acostumbrados, pero hay que darle normalidad a las cosas, y pedirle del mismo modo al nuevo gobierno que no se pare tanto en la regeneración, ya que no hay degeneración. Hay que ponerse a trabajar en una perspectiva global de Andalucía. Tenemos territorio, tenemos población, tenemos talento, tenemos capacidad, y algo hay para que no avancemos al ritmo que nos merecemos.

¿Han vivido con preocupación las exigencias de Vox y el acuerdo con el PP?

—No con preocupación, pero es evidente que es un grupo que irrumpe, que nadie supo leer con antelación que iba a ocurrir, y con nuevos planteamientos. A mí me recuerda mucho lo que vivimos con el 15M, y aquella petición de que tenían que organizarse. Pues bien, se organizaron y surgió Podemos, y todo el mundo hablaba de Podemos, y ahora con Vox pasa lo mismo. Tienen la legitimidad de los votos, la legitimidad democrática que ampara la Constitución, y les pido que sean capaces de echar el balón al suelo, a la normalidad de las cosas, porque me da cierto estremecimiento escuchar determinadas cosas de hace 60 o 70 años que, por supuesto, no ayudan al crecimiento ni a la normalidad del día a día de los ciudadanos.

¿Hasta qué punto puede haber estabilidad en un gobierno en el que Ciudadanos ya dice que no reconoce el acuerdo del PP con Vox?

—La puesta en escena es un poco peculiar, pero serán ellos los que tendrán que lidiar. Por eso espero que ese tipo de sortilegios a la economía le afecte lo menos posible. Y pongo de ejemplo el que podría haber sido otro escenario posible: las lideresas de PSOE y Adelante Andalucía podrían haber hecho un esfuerzo por gobernar y buscar el apoyo de alguien y no lo han hecho. La aritmética ya señalaba una cadencia, y a partir de ahí es legítimo que a quien no le guste lo diga y a quien sí, también, pero deberíamos buscar que no se nos fueran de frenada las convocatorias contra un resultado electoral. No vi hace cinco años manifestaciones contra el resultado de Podemos. Lejos de defender a Vox, quiero que tengamos altura de miras para dar un poco de normalidad.

¿Qué le pide al gobierno entrante?

—Que no pierda demasiado tiempo en mirar atrás, que mire hacia adelante y que piense que si Andalucía es más grande que Portugal, aunque con un poco menos de población, tenemos que recuperar el tiempo perdido, y Andalucía debe ocupar un espacio político, social y económico en Madrid, y que la provincia, que es un espejo de Andalucía, tiene muchas empresas, trabajadores y ciudadanos, que admiten cualquier tipo de comparación con el norte de España, por ejemplo, pero en parámetros de inversión pública, de obra pública, de ayuda al contexto económico, seguimos muchos años atrás.

Antonio Sanz ya ha dicho que el PP va a cumplir con Cádiz como siempre ha hecho cuando ha gobernado en España o la Diputación para hacer que la provincia sea líder, ¿está de acuerdo?

—Ojalá se cumplan sus intenciones, pero la autopista la han prorrogado todos, el corredor ferroviario lo han tenido en sus manos acelerarlo presupuestariamente todos, incluso liberalizar la autopista, que el Campo de Gibraltar lleve 80 días sin tren... Ese tipo de cosas no auguran que alguien pueda venir ahora con una varita mágica en la que no cree nadie. Lo que hay que recuperar ahora es el valor de la palabra dada, el de la honestidad, el del sudar la camiseta y trabajar por esta región. Eso no implica que los demás no lo hayan hecho y con toda su buena voluntad, pero evidentemente hay un montón de ratios económicos y sociales que no validan esos argumentarios.

¿Cómo han cerrado las empresas de la provincia 2018 y cómo arrancan este 2019?

—Ha sido un año desigual, lleno de picos y altibajos, sin olvidar todo lo sucedido en el ámbito político a nivel nacional y regional, y a todo eso nos hemos tenido que ir adaptando los empresarios. Ha habido un año 18 desigual. En el 17 recuperamos cierta capacidad de crecimiento en todos los sectores. El 18 se ha comportado prácticamente igual, se sigue creciendo, pero el último trimestre hemos percibido ratios de cierta moderación o parón. Eso convive con que seguimos creciendo y con que hay empresas con dificultades. Hay datos esperanzadores, como el saldo neto de creación de empresas, porque hay mil y pico de empresas más en la provincia, aunque más pequeñas que las que teníamos hace diez años. El aeropuerto ha vuelto a crecer en pasajeros, hemos batido un nuevo récord en pernoctaciones turísticas, los contratos indefinidos han crecido en algunas ciudades, como Jerez, hasta el 14%, y hay datos que confirman que vamos por el buen camino, pero ya hay previsiones a la baja de la CEOE, de la ministra de Economía, para 2019, y lo que puede ocurrir es que las decisiones institucionales afecten a la situación económica, y pongo de ejemplo lo ocurrido desde la convocatoria de elecciones. En Andalucía no hay una licitación de obra pública desde hace cuatro meses, si ahora lo empalmamos con que no habrá licitaciones desde el 12 de abril porque hay convocadas elecciones municipales y autonómicas en el resto de España, va a haber un parón en las licitaciones de obra pública que todo lo que tiene que ver con carreteras, reparaciones... que afecta a contrataciones de empleo y a subcontratas, pues todo eso sufre un parón que al final lo pagamos todos.

Las empresas de la provincia de Cádiz ¿están hoy mejor o peor que hace un año?

—Es una pregunta muy abierta para responder sobre la realidad de 63.000 empresas. Hay de todo. En términos generales el año ha sido bastante bueno, aceptable. A partir de ahí, va por barrios. Hay empresas y sectores que han ido creciendo. El que tiene puesto el pie en el comercio exterior va mejor que el que solo está en el ámbito de lo local. Hay sectores nuevos que están bastante bien, y otros tradicionales que siguen pedaleando con dificultad y que necesitan apoyo financiero. En la crisis, en el miedo, en el salir corriendo salimos todos a la vez, pararse es otra cosa.

¿Qué sectores van mejor y qué sectores están más tocados?

—Comercio exterior, sin duda. Ha habido parón en la industria, que estaba creciendo. En el turismo hemos tenido efecto sustitución entre el de fuera y el nacional que nos ha mantenido, pero supeditado a que competidores turísticos nos coman terreno. Son los sectores con más picos. Se ve con timidez recuperación de la construcción. La cosa va, hay que intentar que no se pare y que no se perjudique por factores institucionales.

Desde el 1 de enero ha subido el SMI.  ¿Cuál es la posición de la patronal?

—Si fuera así de fácil, por qué no lo sube a 1.600 que es el SMI de Dinamarca. Hay dos cosas que no nos han gustado; de un lado el contenido y del otro las formas. La forma es que hace un año UGT, CCOO y CEOE llegamos a un acuerdo nacional de negociación colectiva que incluía el salario mínimo para irlo subiendo en tres anualidades hasta llegar al mismo sitio. Eso no se ha tenido en cuenta por el Gobierno y es una forma de darle una patada al diálogo social. En el contenido, el incremento del 23% de lo que sea es una barbaridad. Si ese 23% lo aplicáramos por ejemplo a la subida del peaje, ahora estaríamos diciendo que es una barbaridad. Pues el salario mínimo ha subido un 23%. El SMI, que tiene poca incidencia directa en el sentido de personas que lo cobren, porque la mayoría tiene convenios colectivos con retribuciones más altas, sí es un importante referente, un índice, para las cotizaciones, para indexar y referenciar retribuciones de los convenios colectivos... y a partir de ahí hay un escenario que se comenta solo. Al día siguiente de la publicación de la medida en el BOE se produce la mayor destrucción de empleo de cualquier día de diciembre de los últimos diez años. Pero es que el decreto incorpora que las empresas también deben asumir las cotizaciones de los becarios y da otro golpe bajo a una de las maneras más claras de incorporarse y adquirir conocimientos. Frente al diálogo social nos encontramos con el monólogo del gobierno central.

¿Está llegando a las empresas de la provincia esa ola de incertidumbre en torno al hecho de que el gobierno central pueda aprobar o no los Presupuestos Generales del Estado, con las consecuencias que puede acarrear?

—Sin duda, y le pongo un ejemplo, aunque no tenga que ver directamente con los PGE. El tema del diésel. Cualquier declaración relativa a este asunto afecta a unos tres millones de trabajadores, desde concesionarios, gasolineras, transportistas... y ha generado un parón en las ventas que ni se esperaba. Eso afecta al empleo. En los PGE igual. Parece que nos hemos acostumbrado a esa incertidumbre, pero eso convive con situaciones de las propias administraciones que no pueden dar respuesta a las empresas ante asuntos concretos. Ejemplo, el peaje de la autopista. Alguien tendría ya que preveer que el 1 de enero de 2020 deberá tomar posesión el Estado de esa carretera y tendrá que responder a su mantenimiento; pues ese tipo de cosas parecen sometidas a vaivenes que no ayudan. La economía con lo que mejor se lleva es con la certidumbre y con la confianza, en el momento en que una de las dos C se cae, el dinero se para.

¿Qué le parece que los PGE solo contemplen 64 millones para el corredor ferroviario?

—Si se confirma, me parece lamentable, es ridículo. Hace un año hicimos un acto con 500 empresarios en el Campo de Gibraltar porque lo del tren no tiene nombre. No tiene sentido que el primer puerto de España siga con esa conexión ferroviaria. Es que otra vez se anuncian inversiones milmillonarias para Cataluña y sigo sin entender nada. Si hay voluntad política de este gobierno se tiene que plasmar en dotación presupuestaria y además en una rápida y eficaz ejecución de los trabajos. De tener un tren en condiciones en Algeciras se multiplicaría por 15 la capacidad de crecimiento, y aquí se necesita esa inversión.

¿Qué le pide a los dos gobiernos para este año? ¿Cuáles son las principales aspiraciones de los empresarios gaditanos?

—Fundamentalmente, bien ayuda el que no estorba. Nos gustaría una bajada de impuestos, que desaparezca el impuesto de sucesiones, capacidad de diálogo y encuentro entre las dos administraciones. El país necesita normalidad, que no dependamos de lo que la clase política nos diga cada día, sino que nos oiga, nosotros le pagamos para que nos hagan un estado mejor. Para eso hay que poner a la empresa en el centro de los debates, a quienes crean empleo y contribuyen al estado del bienestar.

¿Qué responsabilidad tienen los empresarios en que Andalucía no se encuentre mejor? ¿Qué autocrítica tienen que hacer ustedes?

—No todo es exógeno. He hecho autocrítica. Nosotros somos menos. Hay 20 puntos menos de empresas por habitantes que en el resto de España, y tendrá que ver con el número de desempleo. Hay una contextualización histórica en nuestra región, no solo de los 36 años de socialismo, en la que se viene tapando la palabra empresa, no solo ahora con la palabra emprendedores, sino desde hace 50 años, pero es que además tenemos una actividad los empresarios que, huyendo de lo que la mayoría de los profesionales hacen, hay sagas de médicos, de abogados... eso ha tenido mucho que ver en que la especie no tienda a perpetuarse. Hemos creado entre todos un contexto histórico en el que si digo que apruebo oposiciones, se alegran, y si quiero montar un negocio me dicen que estoy loco. Hay sociedades mucho más emprendedoras y ahí hay mucha autocrítica que hacer.

La ITI gira en torno a un cambio de modelo productivo, pero no sabemos si servirá o no

—Hay un reto importantísimo, ya que llegará para ejecutarse hasta 2023. Tiempo tenemos. Hay una oportunidad importantísima. Desde la administración central no se empaquetó el tema ITI a la provincia, sino que todo lo que llegara se le ponía la bandera ITI. Por otro lado, la ITI de la Junta sí está empaquetada, pero hay cosas que cuesta entenderlas, porque saben a poco, pero todo suma. La ITI de Cádiz es la primera, y espero que no la última, oportunidad de contar con fondos para ayudar a inversiones en toda la provincia, no solo en determinadas zonas. Hay en reto importante y está en nuestra agenda para cuando nos reunamos con los nuevos responsables de la Junta.

¿Cómo nos va a afectar el Brexit?

—Empieza a cundir el miedo porque no se concreta nada. Hay un tablero de juego en el que no queremos influir, pero en el que hay dos reinos, y cada pieza que uno mueva condiciona la respuesta del otro, y la diplomacia lleva a cierta sensación de parálisis, y eso agrava las expectativas de un Brexit duro. Hay un deterioro en las expectativas de La Línea, y en la de la economía de la ciudad, porque el Brexit ha evidenciado algo que venía ocurriendo allí y no se afrontaba. La Línea necesita ayuda, en el ámbito fiscal y policial.

* Entrevista emitida en el espacio A Compás de 7 TV, con la participación de Enrique Montiel, Diego Boza y Mauricio García.

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