El delegado del Gobierno de la Junta en Cádiz, Juan Luis Belizón, estimó ayer que las cuestiones administrativas que impiden que el proyecto del centro tecnológico del motor se ponga definitivamente en marcha podrían solventarse a lo largo del presente mes de noviembre.
Belizón recordó que los terrenos anexos al circuito sobre los que se pretende desarrollar este proyecto requieren de una modificación puntual del PGOU que “según dicen desde el Ayuntamiento está previsto que se haga en este mes de noviembre”.
El delegado del Gobierno negó que se hayan puesto “pegas” desde la Consejería de Medio Ambiente, explicando que lo que ocurre es que con posterioridad a la aprobación del PGOU en vigor entró en vigor una nueva normativa que obliga a la delimitación de las zonas afectadas por redes hidráulicas, arroyos o ríos. “Es un trámite forzoso y obligatorio porque lo establece la ley”, apostilló. Medio Ambiente lo que ha dicho es que “una vez que hay que aprobar esa modificación en el planeamiento” se haga también la delimitación del antiguo arroyo que transcurre por los terrenos sobre los que se levanta el circuito.
Belizón explicó por otra parte que “cada vez que se pone en marcha” un proyecto enmarcado en la Iniciativa Territorial Integrada (ITI) es necesario salvar “algunos escollos”, pero de carácter “administrativo”. “No hay problemas jurídicos ni políticos, sino administrativos. Esto lleva sus plazos. El centro del motor arrancará...”, zanjó.
Un proyecto ambicioso
La Junta de Andalucía proyecta destinar cinco millones de euros al desarrollo del futuro centro tecnológico del motor, que como se sabe se levantará sobre una parcela de 14.000 metros cuadrados de suelo situada en terrenos anexos al circuito.
En los presupuestos del presente ejercicio, la Administración autonómica consignó una primera partida de 500.000 euros para la redacción de este proyecto; mientras que para 2018 se ha reservado una segunda de 3,2 millones de euros.
La tramitación urbanística está sin embargo ralentizando la ejecución en sí del centro tecnológico del motor, que cuenta con la disponibilidad económica necesaria para iniciar su desarrollo al menos en su primera fase gracias a la ITI, que se nutre de fondos de la Unión Europea (UE).