Las urnas la catapultaron hace apenas una semana a la vanguardia de la actualidad tras los espectaculares resultados en las autonómicas catalanas que han erigido a Ciudadanos en la segunda fuerza política del ‘Parlament’ y en primera voz del ‘no’ a la independencia. Consultora por vocación, andaluza de nacimiento (Jerez, 1981) y catalana de adopción, Inés Arrimadas se licenció en la Pablo de Olavide (Sevilla) pero decidió hacer carrera en Barcelona. Profesional y política. Es el rostro del momento.
-¿Es complicado gestionar, en lo personal, el salto al vacío de un éxito tan repentino? ¿Estaba mentalizada para que todo los focos le apuntasen de pronto?
-La verdad es que ahora mismo no tengo tiempo, ni un minuto, para nada que no sea esto: trabajar, ir de un lado para otro, conceder entrevistas... Pero estoy muy centrada en este nuevo papel que me han encomendado los ciudadanos, que es fruto del trabajo intenso de muchos meses. Estoy cansada, pero muy ilusionada con todo lo que hemos conseguido.
-Confiese cuál es la fórmula para pasar en apenas cuatro años del anonimato absoluto a liderar la oposición en la Cataluña más convulsa en décadas...
-No creo que haya fórmulas mágicas, pero sí haber estado en el lugar exacto en un momento tan importante como éste en el que hemos sido capaces de dar unas respuestas diferentes a los problemas al margen de cómo lo han hecho de forma tradicional los viejos partidos. Es una suerte que haya existido Ciudadanos, y ahora lo que hay que hacer simplemente es seguir trabajando.
-Ha multiplicado casi por tres el número de votos y de diputados en el Parlamento catalán. ¿Qué queda de aquello de que eran flor de un día o ‘marca blanca’ del Partido Popular?
-Todo es fruto de un trabajo de nueve años ya en Cataluña en los que nos hemos esforzado por hablar a la gente muy claro y sin complejos, cosa que no han hecho ni PP ni PSOE. Hemos presentado propuestas, porque el ciudadano no sólo quiere escuchar críticas sino soluciones a sus problemas. Y todo ello estando limpios de corrupción, con las manos libres para impulsar reformas. Pensamos que todo es tan sencillo como eso: hablar claro, presentar cosas sensatas y no lanzar promesas que sabes que son incumplibles.
-Y tras la polvareda... ¿hacia dónde va a caminar Cataluña?
-Pues los nacionalistas ahora están intentando investir presidente, formar Gobierno, pero no lo tienen claro. La CUP se pasó la campaña a favor de Mas y ahora no saben qué hacer. La situación es de una gran incertidumbre política. Desde Ciudadanos hemos presentado un documento con diez propuestas a los partidos no independentistas porque es el momento de estar en contacto con todo el mundo. Hay que intentar sumar, dialogar y solucionar problemas, no fomentar bloqueos.
-¿Con los resultados del 27-S da por frenado el órdago independentista o teme que renazca?
-Sí, se ha frenado porque plantearon todo esto como un plebiscito, como un referéndum que nunca lo ha sido. Lo plantearon con sus propias reglas pero además ahora dicen que no han perdido. Nosotros nunca estuvimos de acuerdo con esa idea de que estas elecciones sirvieran de consulta, ellos sí, y tienen que asumir que no hay mayoría de independentistas en Cataluña. Esperemos por su parte algo de seriedad pero no sabemos qué va a ocurrir, así que en las próximas semanas quizás se puedan ver cosas extrañas.
-¿Cómo cuáles?
-No saber quién va a ser presidente, si se puede constituir un Gobierno o no... Es una situación de gran incertidumbre.
-Nació en Jerez de la Frontera, sus padres son castellanos, se tituló en Sevilla... ¿Esa herencia de una vida en el sur es concluyente a la hora de posicionarse en contra de la independencia y de encabezar la lista de un partido que aboga por la pluralidad?
-A mí el hecho de ser andaluza de origen y de tener unos padres de Salamanca, y sin embargo elegir Cataluña para tener mi vida, lo que me lleva es a creer en una España diversa y en un proyecto común alejado de la independencia. No es tan importante dónde has nacido sino quién eres tú; no es tan trascendente esa identidad colectiva que nos quieren trasladar los nacionalistas, sino tú como persona. Insisto: no soy yo por dónde nací, sino cómo soy y por lo que he hecho. Eso no quiere decir que no sea consciente de la pluralidad de este país, porque lo he vivido en mis carnes.
-¿Por qué entonces ese fenómeno tan extendido de hijos de emigrantes andaluces o extremeños engrosando las listas de ERC y del resto de partidos nacionalistas e independentistas?
-Bueno, cada cual es libre de militar en un partido o en otro, venga de donde venga, pero sí que es verdad que durante muchos años el nacionalismo ha lanzado el mensaje interesado de “España os roba”, “Si tuviésemos más recursos seríamos más ricos”, “Aquí en Cataluña pagamos muchos impuestos y en el resto de España nada...”. Eso va calando y hay quien lo asume como propio. Pero estamos a tiempo de construir un proyecto ilusionante en España que conecte incluso con esos desconectados y desencantados de la política.
-Paro usted que ha experimentado la dualidad geográfica de crecer en Andalucía y vivir ahora en Cataluña, ¿tiene base ese argumento tan nacionalista de que la España al norte del Ebro es un mundo opuesto al resto?
-Es que depende de donde quieras poner el foco. Si quieres ver las diferencias seguro que las vas a encontrar, pero precisamente porque vivimos en un país diverso y eso debe enriquecer y no dividir, no se puede en el Siglo XXI. Hay diferencias, claro, pero siempre es más lo que nos une que lo que nos pueda separar.
-¿Y echa algo en falta de Andalucía en su día a día?
-A mí me gusta cómo es Cataluña y me gusta Andalucía, que además están a tiro de piedra. Lo que echo en falta es tiempo para ver a la familia, a los amigos, porque tengo todos los fines de semana liados. Echo en falta eso, poder ver más a la gente que quiero porque suelo ir cada tres meses. La última vez fue en agosto. Pero bueno, suelo decirle a todo el mundo “oye, que estamos cerca, que no estoy en Laponia, que esto es España...”.
-Su partido sostiene al Gobierno andaluz gracias al pacto de investidura que convirtió a Susana Díaz en presidenta. ¿Está satisfecha de la primera andadura?
-Con nueve diputados que nos dieron las urnas hemos conseguido lo que no habían hecho ni PP ni IU en 30 años: que los implicados en casos de corrupción se fuesen a sus casas, o promover una rebaja del IRPF a las clases medias y trabajadoras, o el aumento de plazas sanitarias y educativas. Hemos logrado bastantes cosas aunque asumimos que no son suficientes, pero es que son 47 diputados frente a nueve... Sin entrar dentro del Gobierno estamos consiguiendo cosas. ¿Que no es todo lo que nos gustaría? Pues claro, pero es que lo que nos hubiera gustado era ganar las elecciones, emprender una reforma de Andalucía de arriba a abajo, pero de momento estamos ayudando al PSOE a hacer cosas que no habría hecho.
-¿Ve entonces un camino en común con el PSOE más allá del pacto de investidura?
-Lo que compaginamos es la seriedad y la sensatez, por ejemplo al dejar que se constituyese el Parlamento, porque si no íbamos seguro a otras elecciones. Por el momento seguiremos exigiendo [al Gobierno andaluz] los acuerdos que planteamos. Pero ojo, que no estamos en el Gobierno: cuando no sea así y no se cumplan no habrá problemas porque somos libres y no tenemos sillitas. Estamos en la oposición.
