El Obispado de Asidonia-Jerez y la compañía pública Tragsa, que acomete los trabajos de rehabilitación que vienen realizándose en la jerezana iglesia de Santiago del Real y del Refugio, han suscrito este mediodía en las instalaciones de la Casa de la Iglesia una adenda que amplia el contrato entre ambas instituciones a fin de, en una segunda fase, acometer esos trabajos que en un primer momento no se contemplaron entre los más urgentes.
Se trata, a un año vista de la fecha prevista para tener ya el templo reabierto al público, de abordar actuaciones que vendrán a visibilizar aún más, tras un periodo en el que ha primado la cimentación y fortalecimiento de pilares y demás elementos estructurales, las labores que se realizan. Han firmado monseñor José Mazuelos Pérez, obispo de Asidonia-Jerez, y Sebastián García e Ignacio Campo, delegados autonómico y provincial de esta empresa.
La satisfacción por la marcha de estos trabajos ha presidido el acto tanto desde la institución eclesial como desde la compañía a la hora de contemplar ya estos otros elementos que, más allá de la emergencia estructural que hizo temer por el futuro de esta joya monumento gótica, comienzan a observar elementos como la recuperación, por ejemplo, de la capilla del sagrario que fue relegada en primera instancia para concentrar los esfuerzos en lo verdaderamente urgente.
Un millón de euros de los dos millones y medio globales en que fue presupuestada la obra han sido ya aplicados en una primera fase que ahora comienza a proponerse retos nuevos en torno a Santiago. Otra cosa es que aún estén pendiente de poder ser abonados, una labor en la que el propio obispo, apoyado en la denominada Asociación Jerez por Santiago, busca popularizar para que toda la ciudad pueda sentir que el templo será salvado con la ayuda de todos.
Monseñor Mazuelos ha recordado que esta segunda fase viene, de algún modo, a, suplementar lo que la anterior cimentación dejada a medias había dañado cuando era la Junta de Andalucía la que abordaba los trabajos y hubo de ser relevada en la iniciativa por la inacción a la que condujo un conflicto entre la administración autonómica y la anterior empresa. “Lo que no era emergente se ha convertido en emergencia por aquellos cuatro años que estuvo paralizada”, señala el pastor diocesano.
“Han comenzado ya las perforaciones en los pilares en la zona de la cubierta a la vez que ahora contemplamos nuevas actuaciones como la de la capilla del sagrario y otras que también contribuirá a recortar los plazos”, indica por su parte el gerente de Tragsa en la provincia Ignacio Campo. Cabe recordar que se estableció un plazo de quince meses de obras que, comenzadas a inicios del presente 2014, apuntan a la reapertura en la primavera del próximo año.