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Los negocios de Porvera se rehacen tras un día de "mucho miedo"

Comercios y bares hacen balance de los daños, limpian e intentan volver a la normalidad en un momento clave para muchos de ellos

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"Pasamos mucho miedo". Es la frase más repetida entre muchos de los negocios repartidos en la calle Porvera y que se vieron inundados este miércoles cuando la calle se convirtió en el cauce de un auténtico río.

Sandra Gilabert, del comercio Baobab, lo admite. "Hubo un momento en que se veía el tipo río. Fui a coger cartones para contener el agua si entraba en la tienda y en 5 minutos había olas en la puerta. Vi a una señora que se cayó en el agua y la perdí de vista, después lo de los niños saliendo de clase, mientras el agua empezaba a filtrarse por dos de las paredes y por la puerta".

Lo más impactante es que todo pasó "en 5 o 10 minutos. Pasé mucho miedo. De hecho, ahora lo piensas en frío y ves que te podía pasar cualquier cosa". En el caso de su negocio no hubo que lamentar daños personales no, pero el suelo de la tienda está afectado, así como algunas estanterías. Lo peor es que ha sucedido en la época del año "en la que estamos con la campaña fuerte, y es un palo". Este lunes confían en poder volver a la normalidad. "Ahora toca recoger y evaluar daños".


Celia Briantes, que tiene un centro de yoga unos metros más arriba, aunque en la acera opuesta, también resalta que pasó "mucho miedo, porque veía a la gente cruzando en mitad de ese río". A algunas las invitó a pasar, "porque tengo dos escalones de altura y estábamos más resguardados". Pero a pesar de esa ventaja y de la barrera colocada en la puerta, el agua llegó al primer escalón: "Los coches al pasar hacían olas y empujaban el agua. Después vino la otra tromba, y con todo lo que venía de arriba, barro, cartones".

"Esperé un tiempo para poder salir. Compañeros que tenían los coches aparcados enfrente tuvieron que sacar el agua de dentro con cubos", cuenta, al tiempo que recuerda que el año pasado por estas fechas fue el viento y uno de los árboles cayó encima del edificio, aunque no hubo tanta agua como ahora.

Muy cerca de la confluencia con Porvera, en la calle Ponce, el Bar No Ni Ná vivió la terrible experiencia por primera vez. "Llevo aquí seis años y no me había pasado en la vida". Este jueves pudo abrir con normalidad, pero con la mala sensación aún en el cuerpo y dando gracias a que, en su caso, el agua no causó tantos daños como se temía. "En cuestión de 5 minutos empezó a entrar el agua por la puerta con cieno, barro, después por las arquetas, de la campana de la cocina", relata. De hecho, se tuvieron que poner encima de las arquetas "aguantándolas con nuestro peso, para que no entrara más agua por ahí. "Así una media hora", cada camarera en un punto del bar, v"iendo como se inundaba el local y sin poder hacer nada".  Sí destaca que  "llamamos a los bomberos, pero no vino nadie, entiendo que por el gran número de incidencias que había al mismo tiempo".

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