Daniel Calpasoro vuelve este viernes a las salas con "Todos los nombres de Dios", un thriller sobre terrorismo yihadista áspero y emotivo que, "en cuanto arranca, ya no hay manera", dice Luis Tosar, "te agarra el estómago y no te suelta", le completa la frase su compañera Inma Cuesta, ambos protagonistas de la cinta.
Porque ya desde el título -Dios para los musulmanes tiene 99 nombres que los creyentes repasan en sus oraciones como hacen los católicos con los rosarios, pasando cuentas con los dedos-, la película desnuda las intenciones del realizador catalán, autor de cintas tan reconocidas como "Salto al vacío" (1995), "Cien años de perdón" (2016) o "Hasta el cielo" (2020).
Este filme, dice Calparsoro a EFE, "se aleja del maniqueísmo de otras películas o series donde hay unos que son los buenos y otros que son los malos malísimos".
"Es una película de españoles, esa familia de origen marroquí es tan española como cualquiera de nosotros, los hijos son nacidos en España, al final -apunta-, es un enfrentamiento entre hermanos", un asunto que también le apetecía tocar.
Con guion de Gemma Ventura, la película cuenta la historia de un hombre corriente, Santiago (Luis Tosar) un taxista al que devora por dentro una "tristeza crónica" que se ve en esas conversaciones desganadas que tiene con su mujer, explica a EFE el actor gallego.
"Y algo que pasa, que es un suceso luctuoso, se convierte para él en un gatillo hacia la luz", un atentado, desvela Tosar, que "paradójicamente le despierta".
Tras esos instantes de conocer a Santi, la película golpea con un arranque espectacular en el que la Terminal 4 del aeropuerto Adolfo Suárez de Madrid-Barajas sale volando con un tremendo realismo tras la detonación de varias bombas adheridas a los cuerpos de tres jóvenes yihadistas.
El desastre es tremendo y Santi socorre a un joven herido. Es Hamza (Nourdin Batan), un chaval de 19 años que, nada más subir a su taxi cambia la historia. De hecho, la cinta guarda varios giros de guion que mantienen en vilo al espectador.
"Lo más interesante para mi era la capacidad que tenía esa idea de Gemma (la guionista) de aunar espectáculo, thriller y tensión con el elemento emocional de los tres personajes", algo que el propio Calparsoro reconoce que se sale un poco de su manera habitual de hacer cine.
"Es verdad que no es un 'calparsoro' tan reconocible -afirma Tosar, que ha trabajado en varias películas con él-, creo que es un poco más áspero el thriller en esta, pero creo que la historia lo pedía", señala.
El director asegura que quería mostrar "a un hombre corriente que se enfrenta a los extraordinario tratando de resolver los platos rotos de casa", una mezcla que hace que la película "adquiera un alma muy potente".
Para Calparsoro es inevitable que la película remita al 11-M, pero "han pasado 19 años de aquello y ahora se dan las condiciones necesarias para poder verlo sin que sea una cosa traumática", considera.
"En este país tenemos una tradición de terrorismo por un lado y por otro que ha marcado la historia de España, quizá por eso -opina Tosar-, las fuerzas de seguridad españolas son de las mejores del mundo, son un referente, y creo tiene que pasar un tiempo para que uno pueda acudir con la calma y el disfrute que requiere ver una película como esta".
Para entender cómo acaba este hombre corriente desfilando por la Gran Vía de Madrid con un chaleco de bombas adherido a su cuerpo, seguido muy de cerca por una figura femenina, menuda, que se juega la vida a su lado, hay que conocer a la comandante Pilar Montero (Cuesta).
"Nos daba miedo que esta mujer pareciera una kamikaze, necesitábamos que no diera lugar a pensar que es una loca, tenía que ser firme, clara, concisa. Lo apuesta todo con el único objetivo de salvar la vida a este civil. Y había momentos en los que se acercaba mucho (...) Eso me conmovía, porque al final esas cosas están muy alejadas de nosotros, que no tenemos mucha conciencia de cómo trabaja la guardia civil", comenta con EFE Inma Cuesta.
Es "ella enfrentada a una legión de hombres", la describe Calparsoro, "pero es la que tiene el mando y asume el riesgo".
"Todos los nombres de Dios", asegura Cuesta, "te agarra el estómago, es emotiva, tiene mucha parte sentimental", especialmente las escenas con las familias, brillantemente interpretadas por Lucas Nabor y Patricia Vico (la de Santi), y Farah Hamed y Fátima-Zohra Mohamed, de Hamza.