Las capitales de provincia en Andalucía van a mantener en las dos próximas décadas la tendencia a una pérdida de población a favor de sus áreas metropolitanas. Una situación a la que no escapa la capital jienense. Así, según el informe ‘La Proyección de la Población de Andalucía y Provincias 2016-2070’ del Instituto de Estadísticas y Cartografía de Andalucía, Jaén perdería algo más de 7.000 habitantes hasta el año 2040. En concreto, pasaría desde los 114.300 habitantes de 2016 a los 107.100 en el año 2040. La capital jienense, que actualmente acapara el 4,8% del total de población de las ocho capitales andaluzas, perdería dos décimas en el contexto andaluz.
En su conjunto, en el periodo 2016-2040 las capitales andaluzas perderían en conjunto 62.000 habitantes, el 2,6% de la población. Un descenso que contrasta con el incremento de población que se espera en los centros regionales y áreas metropolitanas, que son los que presentan mayores expectativas demográficas. Pero si la situación es preocupante en la capital, no lo es menos en la provincia de Jaén. Según la hipótesis media que realiza el Instituto de Estadística de Andalucía, la provincia jienense mantendría su sangría en las próximas décadas con la previsión de perder unos 66.000 habitantes entre 2016 y 2040. Se da la circunstancia de que la provincia de Jaén es la única en Andalucía que pierde habitantes en los tres escenarios en los que se proyecta la población (bajo, medio y alto).
De este modo, la provincia de Jaén, que en 2016 tenía un censo de 646.500 habitantes, pasaría en 2040 a 580.523 habitantes. Claro que, en un escenario bajo la cosa aún podría ser peor, pues entonces se prevé un censo de 542.512. Una situación de envejecimiento que se mantiene en todas las zonas rurales de Andalucía, aunque en Jaén se hace más acusada. Además, el retroceso demográfico tendría serias consecuencias en otras parcelas. Así por ejemplo, en el aspecto socia llama la atención que la población mayor de 64 años, que ahora suponen en torno al 18% de las atenciones en los distritos sanitarios, pasarán a acaparar un porcentaje del 26%, otro signo evidente del progresivo envejecimiento demográfico. Y todo ello por no hablar de otras consecuencias derivadas, como la pérdida de recursos educativos o sanitarios.