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Galicia

52 kilómetros bajo 25 pares de botas: el Camino de Santiago como catalizador "del cambio"

Hoy esta proeza y el apóstol Santiago se unieron en la popular plaza del Obradoiro de Santiago de Compostela

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  • Los expedicionarios del proyecto Vuelta al Mundo llegan a Santiago. -

Tanto cansancio como alegría, tantas ganas como dolor de pies por los kilómetros acumulados -y sus consecuentes ampollas- había hoy bajo los pares de botas de los 25 iberoamericanos tras completar 52 kilómetros de Camino de Santiago dentro del proyecto Vuelta al Mundo.

El proyecto educativo y aventurero, que arrancó hace dos semanas en Madrid, homenajea a la primera vacunación global, la Expedición Balmis (1803-1810), donde tres sanitarios consiguieron transportar el antídoto de la viruela en viajes transoceánicos gracias a que 22 niños expósitos las llevaban inoculadas en sus hombros. 



Durante décadas, Francisco José Balmis, José Salvany e Isabel Zendal vacunaron a miles de personas en América y Asia -cuando la viruela tenía un 30 % de mortalidad y dejaba ya millones de muertos en todo el mundo- al lograr conservar el antídoto en los niños huérfanos que atravesaron mares, selvas, desiertos y cordilleras. 

Hoy esta proeza y el apóstol Santiago se unieron en la popular plaza del Obradoiro de Santiago de Compostela (Galicia, norte de España) con la llegada de la Vuelta al Mundo al punto final de esta emblemática peregrinación que el año pasado realizaron casi 415.000 personas.

"El Camino es universal, es patrimonio inmaterial de la Unesco, simboliza la unión del mundo, todas las personas comparten ese pensamiento de que te transforma, hace que cambies por dentro y nuestro proyecto es eso, es un cambio", dice a EFE el responsable del proyecto Jesús Luna. 

DOS ETAPAS "MUY INTENSAS" PERO LLENAS DE "GANAS DE LLEGAR"

Luna reconoce que las etapas propuestas a los jóvenes expedicionarios fueron "muy intensas y exigentes" y que la organización se llevó "una grata sorpresa" al comprobar que todos completaron los dos días de caminata. 

El primer día los participantes recorrieron 32 kilómetros, de la localidad de Sigüeiro hasta la de Ordes (ambas en la provincia de A Coruña) y el segundo alcanzaron los 22 hasta llegar a la bulliciosa Plaza del Obradoiro que encontraron llena de peregrinos.

Ya en Santiago, los que quisieron, acudieron a la misa del peregrino que la Catedral de Santiago ofrece para los caminantes, pudieron reposar las piernas, pasear ya a ritmo tranquilo por la ciudad y probar alguno de los platos típicos de la zona. 

Para la española Nerea Fontova, de 19 años, esta parte del viaje en Galicia fue "un descubrimiento" porque, aunque tenía conocimientos sobre el Camino de Santiago, no se esperaba encontrar esos frondosos paisajes.

"Con los compañeros el primer día se hizo muy ameno, por la noche ya los kilómetros se notaron en los pies y el segundo fue más duro por el calor, el cansancio y el ver que a tus compañeros también les cuesta más", narra a EFE. 

Según cuenta, en esos momentos "empieza a pesar el 'quiero llegar y no llego', pero con la compañía" del resto de expedicionarios "se logra". 

"Los mejores momentos han sido hablar con ellos, cuando te pones a hablar y a pensar con ellos se te olvidan los pies", dice la española, quien de esta aventura, por el momento, se queda con "la confianza que puedes llegar a tener con personas que nunca hubieras imaginado". 

Nerea estos días experimenta sensaciones agridulces: "En parte piensas estoy haciendo una amiga que no voy a volver a ver en mucho tiempo y eso te entristece mucho pero luego piensas que por eso hay que aprovechar el tiempo al máximo".

Tras cuatro jornadas en Galicia, los jóvenes se desplazarán a Lisboa y de ahí viajarán a varias localidades andaluzas (sur de España) y a uno de los dos territorios que España tiene en terreno africano, Ceuta, donde participarán en actividades de conservación animal y en un encuentro con migrantes menores de edad.

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