Entre el 15 y el 20 por ciento de las personas curadas desarrollarán algún tipo de secuela post COVID-19, según ha resaltado Francisco Cegri, enfermero y coordinador del grupo de Trabajo de Atención a las Personas Mayores de la Asociación de Enfermería Familiar y Comunitaria de Cataluña (AIFICC).
"Las secuelas más comunes son transitorias, básicamente son la fatiga y la intolerancia al esfuerzo. Pero también estamos observando otras secuelas que son menos frecuentes, pero más graves, y en algunos casos pueden ser crónicas, como son las complicaciones respiratorias, cardiovasculares y neurológicas", explica el experto.
El responsable de estas secuelas es la reacción descontrolada del sistema inmunitario del propio organismo. Ante el nuevo patógeno, se produce una reacción inmunitaria exagerada de las citoquinas, que son las proteínas reguladoras de la respuesta inmune, provocando, en los casos más graves, un proceso inflamatorio generalizado que puede llegar al fallo multiorgánico que acabará teniendo consecuencias sobre la salud, a pesar de haber superado el COVID-19.
"Vamos avanzando cada día y conociendo más datos de esta enfermedad. Ahora vemos que un porcentaje significativo de gente que ha estado grave y ha superado el COVID-19, sufre secuelas. Y, además, sabemos que esto será un problema de salud pública porque puede cronificarse y, por tanto, no ser una situación puntual", insiste Cegri.
Desde AIFiCC se recomienda, para aquellas personas con secuelas más leves, hacer ejercicio regular cada día, como caminar diariamente entre 30-60 minutos de forma continuada, de 3 a 5 sesiones a la semana o en tramos de 10 minutos para evitar sobrecargas y para ir recuperando el tono muscular. También aconsejan seguir una dieta saludable, variada, completa y equilibrada. La dieta mediterránea es la que más se adapta a esta recomendación, y por tanto, aumentar el consumo de cereales, frutas, verduras, hortalizas, legumbres, incluir el aceite de oliva y el pescado, y moderar el consumo de carnes y grasas de origen animal.
Realizar ejercicios de respiración también será necesario para aumentar la capacidad pulmonar y activar la musculatura respiratoria. Se pueden hacer ejercicios como la inspiración lenta (una respiración profunda donde debemos inhalar el máximo de aire que podamos, aguantamos la respiración 3 segundos, y luego sacarlo lentamente hasta vaciar los pulmones completamente o lo máximo que nuestra salud nos permita), o inhalar aire por la nariz durante 3 segundos, y sacarlo lentamente por la boca con los labios en posición como si fuéramos a besar durante 6 segundos.