Almeida, que tenía 82 años y era el rostro negro del sistema, falleció de una parada cardiorespiratoria, según el comunicado del buró político del Partido Comunista que ayer hicieron público los medios cubanos, todos oficiales.
Los diarios Granma y Juventud Rebelde, únicos que se editan en la isla en papel, aparecieron ayer impresos solo con tinta negra y con la portada dedicada al hombre que nunca se separó de Fidel Castro y fue considerado un fiel entre los fieles.
La jornada de hoy domingo ha sido declarada de luto oficial entre las ocho de la mañana y las ocho de la noche, y ayer sábado ya pudieron verse algunas banderas ondeando a media asta, mientras que figuras del régimen expresaron su pesar por el fallecimiento de Almeida.
El ministro de Cultura, Abel Prieto, dijo a Efe que se trata “sin ninguna duda (de) una gran pérdida”, y resaltó que el comandante es “una de las grandes figuras de la revolución”.
El presidente de la Asamblea Nacional, Ricardo Alarcón, recordó que “fue soldado en el combate revolucionario, desde el primer momento, soldado y comandante, desde el primer día”, y por ello “uno de los principales artífices de la revolución”.
Miembro del Buró Político del Partido Comunista y vicepresidente del Consejo de Estado, se le consideraba número tres en la jerarquía revolucionaria, que no siempre coincide con la jerarquía política, pues teóricamente el siguiente en la línea sucesoria tras Fidel y Raúl Castro es el vicepresidente primero Manuel Machado.
El comandante Almeida, inseparable de su uniforme verde olivo que lo identificaba como héroe revolucionario, fue siempre un hombre discreto, alejado de los focos y la atención mediática, pero los analistas coinciden en señalar su peso como mediador dentro del régimen y su carácter de “intocable”.
En concreto, un observador comentó a Efe que Almeida era muy respetado tanto por Fidel como por su hermano Raúl –presidente del Consejo de Estado y de Ministros desde febrero de 2008 tras la enfermedad del primero–, y en más de una ocasión medió entre ambos cuando se enfrentaban por diferencias de criterio.
En los últimos años, sus únicas apariciones públicas eran para recibir a los embajadores acreditados en La Habana.
Los medios oficiales recordaban ayer su origen como un obrero albañil.
Uno de los más leales a Fidel y un famoso músico
Juan Almeida Bosque fue uno de los históricos dirigentes comunistas cubanos, fiel a Fidel Castro desde sus albores revolucionarios, además de un afamado compositor musical.
Nacido en La Habana el 17 de febrero de 1927, Almeida acumulaba todos los honores de los históricos de la revolución castrista: comandante de la Revolución, vicepresidente del Consejo de Estado y miembro del Buró Político del Partido Comunista de Cuba (PCC, único en la isla).
Con su cargo de “comandante de la revolución”, encarnaba la épica revolucionaria, ya que ese cargo solo lo ostentan unos pocos elegidos: el propio Fidel Castro, el ministro de Informática y Telecomunicaciones, Ramiro Valdés, y Guillermo García Frías.
De perfil discreto, poco amigo de aparecer en los medios, a Almeida se le veía sobre todo recibiendo a los nuevos embajadores en La Habana.