Víctor Herrero, consejero para América Latina y Caribe en Violencia y Justicia Juvenil de la Fundación Terre des Hommes (TdH), asegura, en una entrevista con Efe, que "la violencia juvenil es un fenómeno de adultos", contra el que no vale luchar con "leyes de mano dura", cuyos efectos son "muy limitados".
Herrero, cuya vida profesional ha estado dedicada a la ejecución penal de adultos y jóvenes en puestos de Instituciones Penitenciarias, se encuentra actualmente en Servicios Especiales para la Cooperación Internacional y apoya proyectos de prevención de violencia y justicia juvenil de la fundación suiza dedicada a la infancia TdH en América Latina y Caribe.
Explica que son los adultos los que generan las condiciones de la violencia y los que permiten e incluyen a los jóvenes en estos fenómenos, incluso, a veces, "los utilizan perversamente en las redes criminales de droga, prostitución, armas o sicariato".
"Muchas veces, además, -sostiene- los Estados se conforman con hacer leyes de mano dura para los jóvenes y son completamente permisivos con los adultos, que son los organizadores de estos fenómenos de violencia" y contra los que cree que se debe actuar.
El Triángulo Norte de Centroamérica -Guatemala, Honduras y El Salvador-, afirma Herrero, es la región "más violenta del mundo", donde los niveles de violencia son "considerablemente superiores a los de países con conflictos armados".
Las "maras", como la "Mara 18 y la Mara Salvatrucha" es un fenómeno que ha desbordado a los países y sus instituciones y se calcula que agrupan de 20.000 a 30.000 miembros -mayoritariamente varones- por país (en los casos de El Salvador, Guatemala y Honduras), indica.
El problema, alerta, es que esta dinámica de las maras se ha ido internacionalizando por efecto de las migraciones, sobre todo, hacia Estados Unidos e, incluso, según sus datos, hay intentos de generar estructuras similares en España y otros países europeos.
Se ha demostrado que las políticas de "mano dura" o de "tolerancia cero" han tenido efectos "muy limitados", ya que, en la mayoría de los casos y países, incluso, han sido estimulo o caldo de cultivo que han favorecido el aumento importante de los niveles de violencia y de su gravedad.
En su opinión, "no se trata de desresponsabilizar a los jóvenes que cometen delitos, sino de que los sistemas de Justicia apliquen leyes que permitan a esos jóvenes entrar en procesos de responsabilización, que cumplan sus condenas correctamente y que esas condenas les sirvan para retomar aquellos déficits que, de alguna manera, provocaron el delito".
TdH, que se ha convertido en una referencia en esta temática durante los últimos cinco años en América Latina, entiende que se debe trabajar en la prevención, especialmente, con jóvenes que cometen delitos y delitos graves y también desde la Justicia.
Esta organización internacional, en colaboración con el Instituto de los Derechos del Niño de la Universidad de Ginebra, desarrollará, a partir de 2017, una formación oficial especializada, "on line" y en cinco idiomas, en justicia juvenil.
El objetivo de estos estudios es responder a las necesidades de formación de los profesionales de la justicia juvenil en los cinco continentes, concluye el experto.