Gordon Lake sonríe cuando los diminutos dedos de Carmen se aferran a su pulgar; lleva seis meses aterrado por si los servicios sociales de Tailandia tratan de apartar a su hija de su lado, algo que, asegura, "nunca sucederá".
Lake, nacido en Estados Unidos, y su marido, el español Manuel Santos, "luchan" desde principios de año por salir del país asiático junto a la pequeña Carmen, nacida el 17 de enero, después de que la madre subrogada de esta se negara a sellar su consentimiento.
"Desde el primer día vivimos con miedo a que nos quiten a nuestra hija. Conforme a la ley (tailandesa) no tengo ningún derecho legal sobre ella a pesar de ser su padre biológico" y de que, por lo tanto, tenga nacionalidad estadounidense, explica Lake en una entrevista con Efe.
El sueño de esta pareja de ampliar su familia se transformó en una "pesadilla" cuando Patidta Kusolsang, la mujer que dio a luz a la niña, no se presentó en la embajada de EEUU en Bangkok para firmar unos papeles necesarios para la tramitación del pasaporte de la bebé, días después de concebir a la criatura.
La tailandesa reclama desde entonces quedarse con la pequeña.
En 2014, el matrimonio Lake-Santos, quienes tienen un hijo de dos años engendrado a través de un proceso de subrogación en la India, optaron por Tailandia para aumentar su descendencia por las "excelentes" experiencias narradas por otras parejas.
Para su segundo hijo, los esposos, casados en Valencia en el verano de 2012, contactaron a través de una agencia con una mujer que accedió a albergar en su interior el óvulo fecundado de una donante.
Tras el golpe de Estado militar en el país, dos controvertidos casos de subrogación pusieron a mediados de año "patas arriba" la estructura consolidada de este servicio, que aprovechaba los vacíos de la legislación local.
La junta militar propició el cierre de las clínicas que trabajaban en Tailandia y promulgó nuevas leyes, cuya aplicación comienza a finales de julio.
"Cuando surgieron los problemas quisimos hablar con la gestante para mostrar nuestro total apoyo e incluso le ofrecimos venir a España y parir allí. Pero ella lo rechazó, aunque agradeció nuestros gestos vía correo electrónico", afirma el norteamericano, mientras la pequeña Carmen sonríe desde su carrito.
Ya en el hospital, la tailandesa reconoció la paternidad inferida de Lake, aunque al ser madre soltera la leyes locales no otorgan poderes parentales al varón.
Tras la negación de Patidta para que Carmen abandonara el país, ambas partes se enfrentan en un proceso con final incierto.
Durante el primer encuentro con abogados y representantes, la tailandesa expuso sus temores sobre el futuro de la niña criada por unos "padres que no son normales", en referencia despectiva a la orientación sexual de la pareja, según el relato de Lake.
"Esa es la primera excusa de las muchas mentiras que después ha dicho la madre subrogada", apunta el padre biológico.
Un representante de la tailandesa acusó a la pareja de ser traficantes de personas, el pasado 5 de marzo, durante una aparición en los medios locales, unos cargos infundados difundidos en la mayoría de sus apariciones públicas.
Patidta, además, interpuso hace poco más de un mes una denuncia contra Lake por secuestro infantil.
"(Nosotros) cooperamos con las autoridades al cien por cien", afirma Lake.
El padre remarca que desde el principio querían evitar los medios y llegar a un acuerdo amistoso, pero ante los reiterados ataques optaron por desmentir con pruebas desde las redes sociales todas las acusaciones vertidas en su contra.
Tras la "explosión" en los medios locales e internacionales, el progenitor de Carmen subraya la "increíble" movilización de los tailandeses en favor de su causa con la creación de grupos de Facebook que investigan las informaciones de la madre subrogada.
"No vamos a salir de aquí sin nuestra hija", sentencia Lake que, a pesar de todo lo vivido, "agradece" a la mujer que le haya dado la vida a la pequeña Carmen.